"(...) Por supuesto, el constitucionalismo es moralmente
superior. Lo hemos demostrado. Desde hace tiempo. Este país combatió el
terrorismo nacionalista vasco sin acudir al Estado de excepción, sin una
ETA del otro lado y llevando a los tribunales a la cúpula de Interior
de un Gobierno socialista por guerra sucia. Lecciones, quien pueda
darlas.
No les estoy contado nada que no sepan; si acaso, el trasfondo
moral de lo que saben.
Sigamos con las asimetrías.
En los días anteriores a las elecciones he visto a
inteligencias no despreciables mostrar su preocupación por la aparición
de un nacionalismo español. Yo no estaba preocupado. Conozco los
indicadores y este país es el menos nacionalista de Europa.
El espantajo
del nacionalismo español es otro de los cuentos de nacionalismo fetén
que tantos dan por bueno sin tasarlo. Un simple corolario de su mentira
fundamental: España es el franquismo. En España un Plan Hidrológico es
facha. Con esas coordenadas, Macron, con sus banderas y su Marsellesa en
las escuelas, pasaría a Vox por la derecha.
En todo caso, ya sabemos el alcance del temido
nacionalismo español. Sabemos cuántos lo han votado y, también, lo que
no es menos importante, cuántos han votado en su contra. Podemos
respirar tranquilos. Y ahora volvamos la mirada a los nacionalismos
profesionales, los que han demostrado que van en serio.
Unos han
asesinado en nombre de la patria vasca y otros han intentado un golpe de
Estado. Han ido juntos a las elecciones y han sido votados
mayoritariamente. Quizá es hora de ver qué hacemos con los nacionalistas
que se han saltado la ley una vez hemos parado los pies a los que la
cumplen. (...)"
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