"(...) El abogado Andreu Van den Eynde, que adopta durante
todo el día un tono serio muy distinto al que provocaba sus
encontronazos con el tribunal, ha querido dejarlo todo atado y bien
atado. Y ha traído ante el juez Marchena a políticos o expolíticos de su
cuerda, que a pesar de estar bajo juramento, resultan poco creíbles.
Ninguno escuchó una mala palabra, ninguno vio una patada, aquellos días
tan señalados –el 20 de septiembre y el 1 de octubre– Cataluña fue un
lago tranquilo solo agitado por las porras de policía y guardias
civiles.
Así están las cosas cuando el juez pide que pase el siguiente testigo y aparece David Fernàndez. (...)
La declaración de Fernàndez, contra todo pronóstico,
se convierte en un mal negocio para las defensas y una joya para el
fiscal. El político de la CUP tiene una forma característica de hablar,
llena de expresiones rimbombantes –“solo hubo hechos violentos de forma
puntual y metonímica”, “me tocó interlocutar con el binomio”– entre las
que va soltando pequeños mítines.
La cuestión le va saliendo más o menos
bien hasta que se emborracha de sí mismo y reconoce que estuvo detrás
de “una estrategia que se llama de barrera o de muro, de muralla
humana”, y que se impartieron decenas, cientos llega a decir, de cursos
de resistencia para que los jóvenes catalanes aprendieran a defenderse
de la policía.
Ante las preguntas del fiscal Jaime Moreno, reconoce
que impartió dos cursos –con nombres del tipo “cómo fortalecer las
movilizaciones” o “como cuidarnos en tiempos de revueltas”– y que,
aunque las conductas violentas estaban excluidas, también se pudo dar el
caso de “movimientos instintivos”. Hay que tener en cuenta, zanja, que
“el cuerpo es reactivo”.
Nada más salir de la sala, el president Quim
Torra pone un mensaje en Twitter. Dice que se siente muy orgulloso de
él." (Pablo Ordaz, El País, 26/04/19)
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