"(...) El patriotismo constitucional: ¿es esta la solución?
Un elemento clave en aquella política de desnazificación fue el establecimiento de una Constitución, con clara orientación democrática,
en la que quedaron fijados los derechos políticos, sociales y laborales
que garantizarían el bienestar de la ciudadanía alemana, estructurando
el Estado como una federación democrática y social.
El establecimiento de dicha Constitución era parte de un proyecto para dar origen a un “patriotismo constitucional” que sustituyera al patriotismo fascista
(basado en características étnicas, raciales y supremacistas),
enfatizando la democracia basada en la justicia social y en el
reconocimiento de la diversidad, dentro de la unidad que constata tal
documento.
Esta victoria de las fuerzas democráticas en Alemania y su vocación transformadora fue limitada más tarde, sin embargo, como consecuencia de la aparición de la Guerra Fría, que afectó a Alemania de una manera central.
A partir de 1948 la desnazificación fue puesta en segundo lugar, para dar promoción al anticomunismo, que diluyó el compromiso del Estado en contra del fascismo.
En realidad, la derecha alemana, dirigida por Adenauer, reintegró a más
de 300.000 funcionarios del régimen nazi a la administración pública.
Como
siempre ha ocurrido, el “anticomunismo” ha sido la excusa para reavivar
el fascismo. Esto es, en parte, lo que está ocurriendo en España.
El fascismo está siendo reavivado por las estructuras del poder para
parar las fuerzas progresistas del país, utilizando, como así hicieron
en 1936, el argumento de la defensa de la unidad de España para
mantenerse en el poder.
En Alemania se inició a partir de la Guerra Fría un pacto de silencio
con el que se intentó olvidar el pasado, iniciándose una nueva etapa en
la que la historia del país comenzaba solo a partir de la aprobación de
la nueva Constitución, promoviéndose el ya citado patriotismo
constitucional, que debía sustituir al patriotismo nazi.
Algo
semejante se ha intentado en España al aprobar la Constitución,
ignorando, sin embargo, la gran diferencia con lo ocurrido en Alemania. En esta última, la
nueva Constitución fue resultado de la victoria de los aliados en la II
Guerra Mundial sobre el nazismo (nazismo que había sido apoyado por la
gran mayoría de la población alemana).
No así en España, donde la
Constitución se aprobó en un contexto en el que los herederos del
régimen fascista continuaban teniendo un enorme poder sobre el Estado,
mientras que las fuerzas democráticas acababan de salir de la
clandestinidad. Ni que decir tiene que las movilizaciones antifascistas
(y muy en particular, las del movimiento obrero) tuvieron también un
gran impacto, incluyendo elementos muy progresistas en dicha
constitución.
Pero tales componentes, a pesar de su narrativa
progresista, tienen escaso valor normativo, además de ser defendidos por
un Tribunal Constitucional profundamente conservador. Ahora bien, en
Alemania, a pesar de las limitaciones que se dieron a partir de la
Guerra Fría, la desnazificación institucional se ha mantenido en su
mayoría, lo cual explica que muchos actos todavía permitidos en
España (como negar el holocausto o los homenajes al dictador) serían
actos prohibidos y punibles en Alemania.(...)" (Vicenç Navarro, Público, 08/04/19)
No hay comentarios:
Publicar un comentario