5/4/19

El estudio 'Efectos de la inmersión lingüística sobre el alumnado castellanoparlante en Cataluña' publicado por la Fundación Europea Sociedad y Educación concluye inapelablemente que 'los alumnos cuya lengua materna es el castellano alcanzan un rendimiento inferior al de sus compañeros catalanoparlantes en las competencias de lectura y ciencias'. En función de nuestros resultados parece recomendable un replanteamiento de la aplicación de la política de inmersión lingüística en catalán...

"En el estudio Efectos de la inmersión lingüística sobre el alumnado castellanoparlante en Cataluña, publicado por la Fundación Europea Sociedad y Educación, nos planteamos responder a dos preguntas de investigación. 

En primer lugar: ¿cuáles son los efectos del aprendizaje en una lengua distinta a la materna sobre el rendimiento del alumnado? En segundo lugar: ¿son estos efectos homogéneos o existen colectivos especialmente sensibles a este tipo de políticas? En otras palabras, queremos identificar “ganadores” y “perdedores” asociados a este tipo de políticas. Para ello, centramos nuestro análisis en la política de inmersión lingüística que se aplica en Cataluña.

El objetivo de los programas de inmersión consiste, principalmente, en conseguir que los alumnos dominen una lengua distinta a la hablada en su hogar. (...)

Esta política educativa consiste en el uso de la lengua catalana como lengua única de enseñanza, salvo en la asignatura de lengua castellana, en los niveles no universitarios. Su aplicación no ha estado exenta de polémica y existe un vivo debate en relación a sus efectos. 

Los defensores de la política defienden la necesidad de proteger la lengua catalana tras años de prohibición, en un entorno sociocultural que se expresa principalmente en lengua castellana y subrayan las ventajas del bilingüismo y su papel para la cohesión social.

 Sus detractores arguyen que las condiciones que podían justificar esta política a inicios de la década de 1980 han cambiado, la libertad de elección de los padres, y la existencia de posibles efectos negativos sobre el rendimiento de los alumnos escolarizados en una lengua distinta de la materna. Lamentablemente, la falta de evaluaciones previas lleva a que la discusión quede, habitualmente, en el plano ideológico. Nuestro estudio pretende, por tanto, aportar algo de luz al respecto.

El análisis empírico se realiza a partir de datos de la ola de 2015 del programa PISA de la OCDE, para el que Cataluña cuenta con una muestra ampliada, representativa del alumnado de 15 años –cursando mayoritariamente, por tanto, cuarto curso de ESO- y de los centros educativos a nivel de comunidad autónoma.  (...)

Los resultados permiten contestar a la primera pregunta de investigación en los siguientes términos: los alumnos cuya lengua materna es el castellano alcanzan un rendimiento inferior al de sus compañeros catalanoparlantes en las competencias de lectura y ciencias  (...)

Estas pérdidas de rendimiento, de 10,85 puntos en ciencias y de 10,30 puntos en lectura, equivalen aproximadamente a un trimestre de escolarización. No se aprecia una pérdida significativa en el caso de la competencia de matemáticas, lo que puede explicarse en función de que en el aprendizaje de la competencia matemática se utiliza un lenguaje formalizado específico. 

Las pérdidas de rendimiento distan de ser homogéneas: en algunos grupos son más intensas, mientras que en otros no son significativas. Hemos identificado cuatro grupos en donde las pérdidas son altas: los chicos (en contraposición a las chicas), los alumnos de centros públicos, los que residen fuera de la ciudad de Barcelona, y los alumnos con familias situadas en el tercil superior de la escala de recursos socioculturales y económicos.

Podemos concluir, por tanto, que la inmersión lingüística, como la mayoría de las políticas educativas, no es neutral desde el punto de vista de la equidad: se producen “perdedores”, que en este caso hemos podido identificar. El modelo de inmersión lingüística en catalán ha sido calificado como un “modelo de éxito”, utilizándose esta calificación, de forma reiterada, sin que se hayan aportado evaluaciones adecuadas de los diferentes efectos de la política.

 De este modo, la defensa de la inmersión lingüística se ha convertido en una posición meramente ideológica, sin un respaldo técnico. Las numerosas voces críticas que han ido apareciendo en los últimos años han sido descartadas sin que se produjera un debate basado en evidencias empíricas.

Adicionalmente, los defensores de la política de inmersión exponen, sin sustento empírico, que se trata del único mecanismo posible para alcanzar una sociedad plenamente bilingüe. Este planteamiento resulta contradictorio y tiene una fuerte carga ideológica, ya que la inmersión tiende a favorecer el monolingüismo en el sistema educativo, estableciendo el catalán como idioma académico, formal, mientras que el castellano pasa a ser utilizado en entornos informales y se convierte, en contraposición, en idioma “impropio” y ajeno.

Es preciso tener en cuenta que las pérdidas de rendimiento detectadas en este estudio tienen lugar en el corto plazo. Sin embargo, es probable que estas pérdidas tengan repercusiones acumulativas en el medio y largo plazo. Nos referimos, particularmente, al incremento de la probabilidad de abandono prematuro: una pérdida de rendimiento a los 15 años, aunque no sea de gran magnitud, puede incrementar significativamente la probabilidad de abandono prematuro a los 16 años y conducir a trayectorias fallidas en el mercado de trabajo, con mayor probabilidad de desempleo y salarios más bajos.

En función de nuestros resultados parece recomendable un replanteamiento de la aplicación de la política de inmersión lingüística en catalán. Debemos insistir en la conveniencia de que, tras este estudio, se puedan desarrollar nuevas investigaciones que contribuyan a un debate racional sobre los efectos de esta política, un debate en el que se pueda valorar, de forma objetiva, sus ventajas y desventajas, como debe suceder en el diseño de cualquier política educativa.

Esta entrada se publica simultáneamente en Análisis, blog de la Fundación Europea Sociedad y Educación. El estudio completo puede descargarse aquí."                ( y -Politikon, 20/02/19)


El curiosos dato de que los alumnos castellanoparlantes de centros alejados de Barcelona sean lo más afectados por la inmersión se explica en la siguiente réplica al artículo. en ella se demuestra que en muchos centros el castellano es tan usado en el aula como el catalán, o más. 
Lógicamente, en los centros de Barcelona el castellano se usa fluidamente en el día a día, por lo que los alumnos barceloneses reciben una educación prácticamente bilingüe, mientras que en la Cataluña profunda, con menos alumnos castellanohablantes dentro del aula, la educación es prácticamente monolingüe en catalán... por lo que es aquí y no en Barcelona, dónde aparece el retraso educativo de los alumnos castellanoparlantes, que demuestra el estudio. O sea, que el bilingüísmo es bueno para todos y la inmersión es mala para los castellanohablantes... cosa sabida desde siempre... le enseñanza en la lengua materna es la mejor.


"(...)  Aquí nos limitaremos a analizar dos de ellos, empezando por la necesidad de entender adecuadamente el porqué de la heterogeneidad en el impacto de la escolarización en la población castellanohablante.

¿Cómo se explica la heterogeneidad de los resultados?

 (...) ¿por qué no son todos los castellanohablantes, sino tan solamente un subgrupo de ellos, los que se ven perjudicados?

 (...) Es posible que parte de la explicación de esa heterogeneidad se deba al hecho de que bajo el término “castellanohablante familiar” se ocultan en realidad poblaciones diferentes —población de origen español vs. inmigrantes hispanoamericanos, hispanohablantes de apariencia caucásica vs. miembros de colectivos etnificados, etc.

Aquí queremos sin embargo referirnos a un segundo aspecto, a nuestro parecer crucial, para entender la realidad el modelo de enseñanza lingüística vigente en Cataluña que pasa desapercibido en el análisis de Calero y Choi: la heterogeneidad de las prácticas lingüísticas en la escuela catalana contemporánea.

El mito del modelo lingüístico único
El segundo de los problemas para nosotros evidentes en el estudio de Calero y Choi tiene que ver con una de sus premisas de partida. A pesar de que en el trabajo se utiliza un sólido utillaje metodológico para llegar a sus conclusiones, la explotación estadística que realizan no permite superar un problema de diseño del estudio que no es en absoluto baladí: concretamente, la investigación parte de la premisa de que el modelo lingüístico de la escuela catalana[2] “consiste en el uso de la lengua catalana como lengua única de enseñanza, salvo en la asignatura de lengua castellana, en los niveles no universitarios” (Calero y Choi, 2019b).  (...)

De hecho, no hace falta un equipo de antropólogos o sociólogos con un sofisticado utillaje técnico para saber que la imagen de homogeneidad de las prácticas lingüísticas del sistema educativo catalán dista de ser realista.

La presencia del castellano en los usos lingüísticos escolares de los estudiantes y, en menor medida, de los profesores en las aulas de primaria y sobre todo de secundaria no sólo no es anecdótica, sino que es, a menudo, sustancial. Lo saben por experiencia directa miles de docentes y progenitores residentes no solo en la Región Metropolitana de Barcelona o en el Camp de Tarragona, sino también en muchos otros centros a lo largo y ancho de la geografía catalana.

Por descontado, hablar de diversidad no significa negar que el catalán sea hoy en día la lengua vehicular predominante de los docentes en el sistema educativo, pero sí recordar que en ese terreno se detectan grandes diferencias entre centros, que van desde aquellos en los que el catalán es efectivamente la única lengua vehicular, hasta aquellos —seguramente muy minoritarios pero sin embargo existentes— en los que el castellano es hegemónico incluso en las clases de lengua catalana.(...)

 La forma en la que se sustancia el bilingüismo escolar es diversa y cambia no solo entre localidades y comarcas, sino entre barrios, de centro a centro e incluso de curso en curso.(...)

 Cabe remarcar que estos usos bilingües o predominantes del castellano son más frecuentes entre los estudiantes que tienen esta lengua como lengua inicial y más habituales en los entornos demolingüísticamente más castellanizados.  (...)

Si bien el uso en las aulas del castellano es más habitual en localidades muy marcadas por la inmigración y/o en aulas predominantemente castellanohablantes, tampoco resulta inusual encontrar alumnos que se desenvuelvan eminentemente en castellano en el ámbito escolar en entornos mucho más catalanohablantes.

 Tal como explicaba una alumna 4º de ESO de familia andaluza pero nacida y residente en una localidad cercana a Vic en una entrevista de grupo: “[los profesores] me responden en catalán, pero yo les pregunto en castellano” o incluso “depende quién me contesta en catalán y depende de quién pues me contesta en castellano”. Y es que, aclaraba la alumna, “[en castellano] me entiendo mejor… yo en catalán hay cosas que no las sé explicar bien” (Flors-Mas, 2018, p. 109).  (...)"          ( y -Politikon, 04/03/19)

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