"(...) Antoni Bayona era letrado mayor por
esas fechas y en su libro No todo vale (Península) recuerda aquellas
sesiones en las advirtió reiteradamente a los dirigentes
independentistas de que estaban incumpliendo las resoluciones del Tribunal Constitucional. (...)
-Empecemos por el principio. ¿Cómo recuerda aquellos días 6 y 7 de septiembre?
-Buscando el efectismo, lo reconozco, hago un paralelismo con un discurso del presidente Roosevelt, en el que habló de los “días de la infamia”. Puede ser muy contundente. Pero visto por un letrado del Parlament
que trabaja para una institución que es plural, lo que pretendí es que
se aplicara el reglamento y se defendieran los derechos de la mayoría,
pero sobre todo de la minoría.
Mi sensación como profesional y
trabajador del Parlament fue una sensación amarga, se tomaron decisiones que no fueron precisamente delicadas con los derechos de las minorías.
Se concentró en ese pleno, de forma precipitada y sin trámites previos,
la aprobación de dos leyes que podían dar un cambio jurídico y
político.
-Es grave que no se haga caso a los letrados, pero las normas del Parlament indican que sus resoluciones no son vinculantes.
-Nosotros no éramos los protagonistas, solo
trasladábamos un mensaje que venía del Tribunal Constitucional (TC).
Estábamos advirtiendo de una advertencia. El problema no era tanto
hacernos caso a nosotros, porque efectivamente no tenemos funciones
decisorias; como asesores estábamos advirtiendo de que el TC había
adoptado muchas resoluciones que avisaban a la Mesa del Parlament de que no aprobaran resoluciones o apoyaran el procés. El problema de fondo estaba ahí.
-Entonces cabe preguntarse ¿para qué sirven esas instituciones si luego los partidos hacen lo que les da la gana?
-Es la pregunta que nos hacemos todos. Tampoco se hizo caso de un órgano como el Consejo de Garantías Estatutarias que se creó para velar por el cumplimiento del Estatuto y la Constitución.-
-¿Cómo eran las reuniones, eran tensas?
-Tuvo dos escenarios. El Pleno, que se interrumpía
constantemente para reunir la Mesa y de la Junta de Portavoces, que
daban lugar a impugnaciones de las decisiones. El secretario general y
yo nos repartimos el trabajo. Él se encargó de estar en el Pleno y yo en
la Mesa.
El ambiente ahí era muy crispado, pero quizá por la situación
crítica que hubo, he de decir que nadie perdió los papeles, que es mucho
decir. Pero la tensión era enorme. Yo he calificado esos días como los
peores de mi vida.
-Se comentó que alguien le mandó callar.
-Ha habido constancia de eso, sí. Los letrados estábamos sometidos a una doble presión, lo cual no critico porque hasta cierto punto es normal. Por un lado, los grupos parlamentarios,
que querían que nosotros hiciéramos de jueces e impidieran que se
hicieran cosas, sin que tuviéramos esas funciones.
Y otros que esperaban
que no dijéramos nada, aunque se nos interpelaba constantemente. Fue
una situación muy incómoda. Yo iba a intervenir en una cosa que no era
de las más esenciales y no se me dio la palabra, pero no le di mayor
trascendencia. Formaba parte de la tensión y lo que tenía que decir no
era tan esencial (ríe)
-Hay personas que creen que el artículo 155 se tuvo que aplicar esos días, y no tras el referéndum…
-Es una buena pregunta. Entendiendo la lógica que hay
detrás del 155 y un poco la posición del Estado, pudo haber motivo
cuando ya se habían aprobado unas leyes. Hasta entonces se habían
aprobado resoluciones y declaraciones. Pero una ley es una ley y, por
tanto, es un mandato imperativo y es imposible decir que no tiene
efectos jurídicos. Visto de esta manera, se pudo considerar que no hubo
que esperar al 27 de octubre (aprobación de la DUI).
Pero yo creo que el Estado no tenía la certeza de si el referéndum se
celebraría el 1 de octubre y quería evitar que se le acusara de actuar
antes de tiempo.
-¿Le pareció bien que se aplicara ese 155?
-El 155 es un mecanismo de garantía de la Constitución, no supone una anormalidad democrática.
Todos los países democráticas tienen mecanismos de garantía ante
situaciones extremas. Estoy convencido de que muchos profesores, si
tenemos que explicar un ejemplo de aplicación del artículo 155 de la Constitución
podíamos pensar en un caso como éste, que es bastante evidente.
Discutir si dada la naturaleza del artículo se podía aplicar o no es
difícil. Otra cosa es la envergadura. Hubo mucha discusión sobre las
medidas que se podían aplicar, pues la doctrina da un amplio margen de
discusión. Pero creo que hay una cosa muy importante a destacar. La decisión de disolver inmediatamente el Parlament
y dar la palabra a los ciudadanos en unas elecciones le daba un
carácter claramente transitorio al 155 y eso debe ser valorado frente a
una situación inicial, que contemplaba una duración mayor.
Incluso hubo
un voto particular del PSOE en el que se decía que si se convocaban
elecciones, no se aplicaría, pensando en el famoso día 26. Creo que se gestionó razonablemente bien. (...)"
(Entrevista a Antoni Bayona, ex-letrado mayor del Parlament, María jesús Cañizares, Crónica Global, 28/02/19)
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