" (...) - ¿Llegaremos a las manos? Bueno, de hecho, ya hemos llegado.
Acuérdese del entonces primer secretario del PSC, Pere Navarro, que lo
atizó una señora antes de la primera comunión de una sobrina en
Terrassa. Leí crónicas de digitales que parecía que él se lo había
inventado
Exactamente, ya se ha llegado a ese gravísimo punto, aunque, por
fortuna, todavía sin víctimas mortales. Pero estamos en un punto
preocupante: normalizar que le rompan la nariz a un edil de Ciudadanos,
como el otro día en Torroella de Montbui, para que luego salga el
alcalde de ese pueblo y no lo condene. Es decir, si la violencia va
dirigida contra los que no son de los míos, me vale. Cuidado con esto,
tenemos el ejemplo de Euskadi aún muy cercano.
- Montilla también tuvo que salir por piernas de la
manifestación contra la sentencia del Estatut y era el presidente de la
Generalitat.
Montilla, como todo el PSC, juega al atenttisme, cuando no
en favor del separatismo, creyendo que así recuperarán el poder político
que perdieron. Ese buenismo oficial, que enmascara una vocación
sectaria porque, a la que pueden, empiezan a exigir cordones sanitarios
en un momento de máxima emergencia política, social y de país, me parece
francamente vergonzoso. Sinceramente, la social democracia no es eso.
- ¿Pero cree que habrá sangre? ¿Habrá algún muerto?
Eso me preguntan muchas veces y yo espero y deseo que no, aunque hay
otras cosas que han sido asesinadas en Cataluña. La convivencia, la
economía, la relación fluida entre partidos, la confianza que se tenía
en que nuestra tierra era un lugar óptimo para invertir, para
desarrollar proyectos. Todo eso ha muerto, incluso, si me apura, la
autonomía en sí misma. No deja de ser históricamente relevante que hayan
sido los separatistas quienes se hayan cargado el sistema autonómica
catalán
- Cuando Marta Rovira dijo aquello de los muertos yo creo que
la traicionó el subconsciente. Hay una parte del independentismo que
está convencido que la independencia bien vale una guerra corta. Sobre
todo, cuando los muertos no son tus hijos.
Ahí tiene usted las alusiones de Quim Torra a la vía eslovena. Ahora
bien, más allá del terrorismo, ¿usted ve a la señora Artadi en plan
Pasionaria, arengando a la juventud antes de partir hacia el frente? ¿O a
Rufián batiéndose el cobre en una trinchera? No. Son separatistas de
modalidad pizza: que se la lleven a casa, que esté calentita y que,
encima, les salga gratis. Ningún sacrificio, ningún riesgo. Rovira en
Suiza, con Gabriel; Puigdemont y unos pocos en Bélgica. Poca barricada
- ¿Cómo hemos podido llegar hasta aquí? ¿Qué ha fallado? Los catalanes teníamos fama de serios.
Ha fallado la pseudo izquierda catalana, que, de Obiols a Iceta, del
inmortal Ribó a Álvarez, nunca supo plantarle cara al nacionalismo. Han
fallado los dos partidos nacionales, a los que les era más cómodo pactar
con el pujolismo que combatirlo. Ha fallado el Estado, que ni supo ni
quiso tomar cartas en el asunto.
Y hemos fallado los catalanes,
empezando por la burguesía, que pagaba encantada el pizzu, pasando por periodistas o intelectuales. Volviendo a Pla, mucho hablar del Seny, pero, cuando más falta ha hecho, no se le ha visto por ninguna parte. Tarradellas llegó demasiado tarde, Rius.
- ¿Estamos más cerca de ser el Ulster -dos comunidades enfrentadas- o Bélgica: dos comunidades que se ignoran?
Buena pregunta. Diría que una mezcla de ambas. Que existen dos partes
enfrentadas es algo palpable y real. Que una margina e intenta ignorar
que existe la otra, también, y lo digo por los separatistas, que solo
creen que Cataluña es El Pi de Les Tres Branques, el Fossar de Les Moreres,
el 1714 y Pilar Rahola, y no necesariamente por este orden. Soldar eso
es muy difícil. Vienen años muy duros en todos los órdenes. (...)" (Enrevista a Miquel Giménez, e-notícies, 02/02/19)
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