"Ante la inminencia del juicio a los políticos presos, arrecian los
tambores de guerra de la admirable campaña internacional de relaciones
públicas que el statu quo independentista lleva organizando con el dinero de todos los catalanes, lo queramos o no. Son muchos años de lobby
destinados a ridiculizar, desprestigiar, machacar y anular al Estado
español y a todos los que como yo no comulgamos con las ruedas de molino
de su república imaginaria.
Desde Joan Baez hasta Ai Weiwei, pasando
por Angela Davis y el Pen Club, el Gobierno catalán ha convencido a
multitud de personalidades internacionales de reconocido prestigio de
que aquí vivimos en un país esclavizado, oprimido y antidemocrático
donde no se respeta la lengua catalana ni el hecho diferencial ni la
cultura catalana ni a los catalanes, a los que poco falta, de hacer caso
a la imagen que les están vendiendo a las susodichas y
bienintencionadas personalidades, que nos pongan grilletes nada más
salir de casa.
Cada vez que leo las declaraciones de alguien a quien
admiro, como Angela Davis o Ai Weiwei, siento una mezcla de estupor y
tristeza: me causa estupor que les hayan vendido la moto tan fácilmente y
tristeza que a gente coherente como ellos no se les haya ocurrido
contrastar los hechos que sus anfitriones tan elocuentemente les deben
de haber contado.
Confieso que al leer las declaraciones de un informe
del Pen Club, en mi inocencia, pensé que se referían, al hablar de
«contraer el espacio para opiniones disidentes», a los que nos atrevemos
a disentir del discurso impuesto en estos pagos, pero rápidamente me di
cuenta de mi error: se refieren a lo suyo, a lo de siempre, porque para
eso existe un Pen club català que les explica a sus homólogos
americanos las indignidades de ese espacio contrahecho y asfixiante en
el que se ven obligados a existir.
No sé quién ha escrito el informe, pero desde aquí ya afirmo que no es que sea fake news:
es, lisa y llanamente, mentira. Y cualquiera con dos dedos de frente y
que esté mínimamente despierto y sobrio puede darse cuenta de que lo que
ocurre es justamente lo contrario: que somos los disidentes los que
estamos expulsados del espacio público y de todas las manifestaciones
culturales, sociales y políticas promovidas por el Gobierno catalán, que
somos ciudadanos de segunda categoría en nuestra tierra, que se nos
tolera con el desdén reservado a los niños díscolos a los que siempre
hay que dar un par de azotes, que se nos califica de «fascistas
exaltados» por aquellos que tienen auténtico comportamiento de fascista
exaltado.
Es lastimoso que cada dos por tres haya que recordar que España es un
país democrático, con una Constitución que costó sangre, sudor y
lágrimas y que el sector independentista está constantemente amenazando
esta democracia con insultos, proclamas, manifestaciones y continuas
faltas de respeto al juego democrático. Que, como maestros del populismo, estén aupando a la extrema derecha española es ya la amarga guinda de este pastel de odio en que quieren convertir la vida de los que lo único que queremos es vivir libres y en paz.
La última jugada maestra es colocar a Torra, presidente de rebote del
Gobierno catalán, alguien que tiene todas las características, el
comportamiento y las palabras de un político sumamente racista, dando
una conferencia en el Instituto Martin Luther King. Chapeau!
Son hábiles, astutos y comprendo que la estampa de «pueblo oprimido» es
sumamente fotogénica. Sólo pido a quien quiera escucharme, de aquí, de
allá o de donde sea, que indague, que pregunte y que contraste. Y luego
hacemos un informe. O mil." (Isabel Coixet, XL Semanal)
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