"(...) —Más
allá de que se hayan marchado no menos de 4.000 empresas de Cataluña, y
del callejón sin salida en el que nos han metido unos y otros, hay un
asunto que jamás podré tomarme a broma, y ese es el referido al desgarro
social que el Procés ha provocado. No sé si esto te afecta,
Xavier, en tu círculo familiar y social. Pero todos hemos perdido
amistades, aunque los nacionalistas lo nieguen.
Lo que está claro es que
independentistas y no independentistas no nos mezclamos ni nos
mezclaremos jamás. Imposible. Como el agua y el aceite, que ni a base de
cañonazos. Nadie cambiará de bando, ni habrá olvido ni perdón. Por lo
tanto… ¿Deberemos compartir espacio vital en una Cataluña ulsterizada?
¿Terminaremos matándonos unos y otros?
Insisto: ¿Esto cómo demonios se
arregla? Yo creo que ni siquiera soluciones políticas remiendan
semejante descosido. Lo siento, tal vez soy muy pesimista… ¿Tú qué
opinas?
—Bueno
yo soy muy pesimista. El conflicto en Catalunya es inevitable. Lo que
no sé es si llegaremos a las manos o habrá sangre. Y ojalá me equivoqué.
De hecho, a las manos ya hemos llegado. ¿Ya no recordamos que a Pere
Navarro, entonces primer secretario del PSC, una señora le dio un
bofetón? Cuando pasó todo el mundo se mostró incrédulo.
Leí algunas
crónicas en digitales que parecía que el dirigente socialista se lo
había inventado. ¿Y Montilla? Tuvo que salir por piernas de la
manifestación convocada por la ANC y Òmnium contra la sentencia del Estatut. ¡Y era el President de la Generalitat!. Sus escoltas sudaron la gota gorda.
Aquí, una
parte del independentismo siempre ha tenido la tentación de la
violencia. Por suerte no ha ido a más. Antes del atentado de Hipercor,
50.000 catalanes votaron a Herri Batasuna en unas elecciones. Y los de
Terra Lliure miraban a ETA con admiración.
De hecho, el gran sueño del
independentismo era una invasión del Ejército español por la Diagonal.
Como en Hungría en el 56 o en Checoslovaquia en el 68. Y si no, una
guerra corta, como la de Eslovenia. Aunque ahí no hubo sólo diez muertos
como creen sino una setentena y Yugoslavia estaba en desintegración.
España no parece.
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