"(...) - Me va a permitir que le
pregunte también sobre el proceso. Le voy a recordar una frase de su
libro: “No hace falta que los periodistas contribuyamos voluntariamente a
que nos pierdan el respeto”. No sé si el citado proceso ha contribuido
El procés ha sacado lo peor del periodismo, en la
línea de lo que dijo Jordi Évole: el proceso me ha hecho peor persona.
Ha sucedido lo mismo a escala profesional hasta el extremo de que muchos
han preferido que la realidad no les estropease no ya un buen titular
sino una opinión personal y –ay- una ilusión. Los periodistas no
deberíamos tener ilusiones.
Los políticos independentistas han contado
muchas milongas en el plano de las relaciones internacionales y en lugar
de contrastarlas o dudar las hemos amplificado.
Presumo de haber
desenmascarado a un falso Nobel de la Paz que arengaba desde el Palau de
la Genetralitat y los actos de la Diada del 2017. ¡Algunos colegas
reaccionaron metiéndose conmigo! Las opiniones son libres pero los
hechos son sagrados.
- Otra: “el proceso ha sido y
es un test de resistencia para el periodismo del cual me da miedo que
el oficio haya salido escaldado”
Ha sido y es un test de resistencia porque la
objetividad o el deseo de ella se han ido por las cloacas. Y a ver quién
es el guapo que rehace el estropicio de la pérdida de credibilidad. Hoy
la gente sólo se fía de los medios suyos y así no es sencillo recuperar
la cordura en Catalunya. Es una espiral que refuerza trincheras. (...)
- Diría que el anterior director, José Antich, jugó la carta del proceso
José Antich fue un buen director pero sin mano
izquierda con los periodistas “de la casa” –entre los que me incluyo-.
En el 2012, diría que apostó por el giro del presidente Artur Mas
lideraría con su famoso timón pero las elecciones anticipadas fueron un
revés que originó, en cadena, una sucesión de errores.
Cuando empezó a
verse que el movimiento aspiraba a una independencia exprés y
“revolucionaría”, Antich fue relevado. Creo que no somos un órgano
revolucionario ni siquiera de las revoluciones sonrientes. Lo de jalear
ilegalidades nunca ha ido con el alma del diario.
- Usted, en cierta manera, es el unionista oficial. Lo veo hasta en TV3
Y no me escondo en mi faceta de columnista. He sido y
soy muy crítico con todos esos postulados que pretendían hacer creer a
los catalanes que Europa nos acogería con los brazos abiertos, que
enfrentarse al Estado español estaba chupado y que todo se solucionaría
mediante una República gestionada por los mismos que habían endeudado la
Generalitat y protagonizado casos de corrupción.
Los catalanes no
estábamos para dar lecciones a nadie y hemos dado muchas, lo cual,
claro, no te hace simpático. El verano del 2018, FAQS me pidió una
colaboración. ¿Me sorprendió? Mucho. Yo había criticado y con dureza el
programa en el que entrevistaron a Inés Arrimadas con una hostilidad
poco habitual.
Por tanto, sí creo que debería de haber más voces no
indepndentistas, ¿cómo iba a negarme? La condición fue simple: pactamos
previamente los temas que comento y los expongo sin entrar en polémicas
con otros. Y lo han respetado
. Algunos dirán que soy un tonto útil y
puede que tengan razón pero me he permitido comentarios como el de decir
que el procés a todo o nada ya ha terminado, que las conferencias de
Torra por el mundo son un egaño o que Carles Puigdemont está condenado a
la irrelevancia en el 2019. (...)"
(Entrevista a Joaquín Luna, periodista de La Vanguardia, Xavier Rius, e-notícies, 11/01/19)
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