14/12/18

Nos preguntamos si campañas tan desmesuradas como la que se ha orquestado contra Dani Mateo no serán señuelos que se lanzan al pueblo, para provocar en él reacciones viscerales... si tales campañas no se orquestarán para distraer la atención de los aprovechateguis que perpetran sus trapisondas y cambalaches envueltos en la bandera española...

"No me mueve a escribir este artículo ninguna simpatía hacia el cómico llamado Dani Mateo, que en una humorada reciente se sonó los mocos en una bandera española. (...)

Tampoco escribo este artículo por aversión a las banderas, que algunos botarates consideran un mero “trapo”. Pero también es un “trapo” el pañuelo que la muchacha regala a su novio en prenda de su amor, o la bufanda que el hijo hereda de su padre difunto; y en esos “trapos” los seres humanos simbolizamos, desde la noche de los tiempos, nuestros amores más abnegados.

 A través de las banderas, como a través del pañuelo de la novia o la bufanda del padre difunto, los hombres expresamos nuestras lealtades más arraigadas, nuestros anhelos más hondos, nuestras aspiraciones más nobles. En un pasaje especialmente tenebroso de La filosofía en el tocador, el marqués de Sade propone que, en lugar de perpetrar matanzas o deportaciones, quien desee destruir una comunidad humana debe «emplear la fuerza contra sus símbolos». 

Y es que Sade sabía perfectamente que la destrucción de los símbolos es la antesala del aniquilamiento de la naturaleza humana: pues el hombre, antes que ese animal económico que postula el materialismo, es un «animal simbólico» cuya vocación espiritual sólo puede expresarse mediante “trapos”, canciones o ritos que encierren la fuerza de un símbolo. 

Los ingenieros sociales más sofisticados, antes que las masacres, prefieren el despojo y el escarnio de los símbolos, que dejan a los pueblos sin identidad, moviéndose en el vacío hasta convertirse en patulea desalmada: fieras prestas a atender de nuevo la llamada de la selva. (...)

Y entonces nos preguntamos si campañas tan desmesuradas como la que se ha orquestado contra el cómico no serán, precisamente, señuelos que se lanzan al pueblo, para provocar en él reacciones viscerales, al modo en que Paulov hacía sonar una campanilla, para que salivase el perro de sus experimentos.

 Y también nos preguntamos si tales campañas no se orquestarán para distraer la atención de los aprovechateguis que perpetran sus trapisondas y cambalaches envueltos en la bandera española. Tal vez ese cómico haya llenado una bandera de mocos; pero los mocos, por espesos que sean, no resisten una lavadura. 

En cambio, estos salvapatrias fariseos que se forran envolviéndose en la bandera española la ensucian con manchas indelebles. Y, a la vez que ensucian el símbolo, tornan odiosa para muchos la realidad que ese símbolo representa."                (Juan Manuel de Prada, XLSemanal)

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