"Suelo ser renuente a que los poderes públicos intervengan en temas históricos (...) Hay excepciones a lo que debiera ser esta regla como pueden ser temas
de especial relevancia social de los que es necesario extraer alguna
lección moral y que han sido o son usados para alentar lecturas falsas y
sesgadas del pasado. El negacionismo del holocausto judío puede ser un
ejemplo, y quizá también el terrorismo de ETA que atraviesa nuestra
historia reciente.
Lo expuesto viene a cuento de una información publicada en DV el día 2
en la que se contraponía la versión de dos unidades didácticas acerca de
quien promovió la primera manifestación contra el terrorismo: por un
lado está la auspiciada desde la Secretaría de Derechos Humanos del
Gobierno Vasco que en su proyecto Herenegun atribuye al PNV la condición
de pionero en una convocatoria «por la paz», en octubre de 1978, en
tanto que la editada por el Centro Memorial, entre otras entidades,
señala que fue el Partido Comunista a quien corresponde la iniciativa de
convocar la primera manifestación contra ETA.
Llamativamente, si vamos a
la historia y nos atenemos a los hechos, las dos formulaciones son
ciertas, aunque la primera de ellas, la que tiene como autora a la
Secretaría de Derechos Humanos, es tendenciosa y es una media verdad
para encubrir un engaño. (...)
Lo que no cabe duda es que la primera manifestación contra un asesinato
cometido por ETA fue convocada por el Partido Comunista de Euskadi el 28
de junio de 1978 tras la muerte por la banda del periodista Portell y
lo fue en Portugalete, localidad donde residía el asesinado. Fue una
manifestación que reunió a unas 200 personas que fueron increpadas por
jóvenes con gritos de apoyo a ETA y que protagonistas de la época nos contaban que en su
organización había tenido un papel destacado Octavio Cruz, un
sindicalista y comunista curtido en la lucha contra el franquismo.
No
fue una iniciativa aislada del PC pues a esta le siguieron otras
convocatorias de repulsa de ETA, con la particularidad de que se
produjeron ante asesinatos de integrantes de las Fuerzas de Seguridad
del Estado.
Fue así este partido el que convocó primero en Elgoibar (el
9-10-1978) y luego en Algorta (el 22-10-1978), manifestaciones tras el
asesinato de guardias civiles, y lo mismo sucedió unos días después
tanto en Zumarraga como en Errenteria (11-11-1978) tras atentados
sufridos por miembros de este cuerpo.
No era habitual entonces
manifestar la solidaridad hacia los asesinados pertenecientes a las
fuerzas de seguridad, estigmatizadas y deshumanizadas por el mundo de
ETA tras los apelativos de ‘txakurras’ y otros, y cuyos funerales se
producían en un clamoroso vacío social.
Entonces ¿cómo situamos la manifestación del 28 de
octubre del 78 debida al PNV, la «primera» según la Secretaría? Pues
tiene su propia historia, ya muy conocida, a pesar de que algunos la
sigan omitiendo, aunque ya vemos que antes hubo otras.
En su origen, la
propuesta del PNV dirigida a las fuerzas democráticas era convocar una
manifestación con el lema ‘Contra el terrorismo’ y aunque no se
mencionaba a ETA, estaba en el ánimo general que se focalizaba en ella.
Sin embargo, hubo una reacción interna de los militantes del PNV no
conformes con los términos de la convocatoria, lo que llevó a que
paulatinamente esta fuese variando y se fuese poniendo el foco en el
Estado como causante también de la violencia. Así se decía en un
comunicado del EBB de unos días antes de la manifestación: «En Euskadi
desgraciadamente se han venido produciendo expresiones de terror y
violencia cuyo origen está centrado en la opresión sufrida por nuestro
pueblo y ejercida desde hace 140 años por el poder central y las
instituciones derivadas del mismo».
El PNV acabó señalara al partido en
el gobierno, a UCD, como corresponsable de la violencia que se vivía en
Euskadi, y que le ‘invitara’ a no acudir. La manifestación se produjo
bajo el doble mensaje de ‘Por una Euskadi libre y en paz’, con lo que de
forma metafórica se aludía tanto a ETA (por la ‘paz’) como a UCD o al
poder central (con lo de ‘libre’).
Si cabía alguna duda sobre el contenido doble o ambiguo de la
manifestación, el jeltzale Anasagasti lo aclaraba aquellos días en Egin:
«la gente que se quiere aprovechar de esta manifestación para ir en
contra de ETA se ha confundido de manifestación».
Las reticencias a
manifestarse abiertamente contra ETA estaban muy arraigadas en el mundo
nacionalistas pues pervivía -y con fuerza- la idea de que al fin y al
cabo pertenecían a la misma comunidad. Así un grupo de intelectuales,
entre los que se encontraban Oteiza y Néstor Basterrechea, llamaron a su
desconvocatoria porque implicaba fomentar «la lucha entre hermanos».
Era una comunidad afectiva que tardará en fracturarse.
La manifestación
se celebró, con una concurrencia notable, a la par que HB convocó otra
simultáneamente con la consigna «Ayer y hoy por nuestros gudaris». ETA
siguió con su estrategia deliberada -y exitosa- de la ‘limpieza’
política del centro derecha español, asesinando, entre otros muchos, a
cinco militantes de UCD en los dos años siguientes."
(LUIS CASTELLS ARTECHE, Catedrático de Historia Contemporánea de la Upv-Ehu, El Diario Vasco, 08/11/18)
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