23/11/18

El nacionalismo es uno de los principales fenómenos sociales y políticos que crea las bases del fascismo... En la Europa actual el auge de los nacionalismos marcha parejo al desmembramiento de la izquierda en todas sus expresiones y a la degradación de la democracia y de la política...

"El nacionalismo es uno de los principales fenómenos sociales y políticos que crea las bases del fascismo. El nacionalismo elimina y diluye la lucha de clases, sustituyendo el sentido de clase por un sentido identitario excluyente y hostil que, entre otras barbaridades, convierte a los trabajadores de un país en adversarios, cuando no enemigos, de los de otros países. Impide, desvertebra o reduce, por tanto, el sentido internacionalista de la solidaridad de clase entre todos/as los que venden su fuerza de trabajo en el mercado capitalista.

El nacionalismo forma una identidad nazional con retazos de historia falseados o manipulados. Convierte los naturales procesos históricos en un memorial de agravios para la reafirmación de una personalidad colectiva singular y única formada por lo mejor y más ejemplar de la humanidad. Sirve, en resumen, a los intereses de las diversas clases dominantes, o burguesías. (...)

 Cito sólo dos ejemplos, entre otros muchos que hay: Primera Gran Guerra (1914-1918), y Yugoslavia. En el primer caso, la marcha triunfalista, ciega e irresponsable de las naciones europeas, conducidas por sus gobernantes y con la aceptación activa o pasiva de las mayorías populares hacia el precipicio de la guerra; en el segundo caso, la insensatez criminal de todos los responsables de la destrucción del Estado de Yugoslavia y de la violencia nacionalista que se instalo en cada porción de lo destruido, empezando por los inductores, Alemania y EEUU en primer lugar.

En la Europa actual el auge de los nacionalismos marcha parejo al desmembramiento de la izquierda en todas sus expresiones y a la degradación de la democracia y de la política. Ello ha producido ya en los niveles de democracia liberal existentes una pérdida del sentido real de los principios, valores, experiencias y proyectos basados en las más positivas experiencias democráticas colectivas de la historia europea. 

En Francia se producen de una manera, siendo sustituido el voto a los partidos de origen obrero, Partido Socialista y Partido Comunista, por el voto al Frente Nacional, en las zonas de tradición más obrera, popular y de izquierdas; En Alemania sube Alternativa para Alemania, con propuestas social populistas y contra la inmigración, abriéndose paso en las zonas populares; En la socialmente avanzada Dinamarca el Partido Popular Danés ya alcanza el 21 % de los votos; en el Reino Unido de aquel Brexit que tanto entusiasmaba a la extrema derecha como a la “izquierda de salón”, el Partido por la Independencia (UKIP) se instala; En la post moderna Suecia los Demócratas Suecos ya alcanzan el 17.6 %; en Austria el Partido Liberal con un 26% es ya una opción de gobierno; En Suiza, el Partido del Pueblo Suizo 29,4%; La Liga Norte en Italia un 17,4; Holanda, el Partido de la Libertad 13%; en los ex países socialistas, Ley y Justicia en Polonia con un 37.6%; Eslovenia, el Partido Demócrata de Eslovenia, un 24,9%. También amplia representación de la ultraderecha en Noruega, Finlandia, Letonia, Eslovaquia y Bulgaria.

Esta escueta realidad refleja como los nacionalismos europeos que conducen a diversos tipos de fascismo se han instalado y avanzan en el conjunto de Europa. Y no confundir nunca fascismo como únicamente una expresión brutal y grosera de violencia y reclusión, sino tener en cuenta también el sentido primario de éste: anular la participación crítica y democrática e imponer el caudillismo. 

Construir, en definitiva, una estructura mental de arriba abajo, que empieza en la escuela, continúa en el trabajo y en la calle, hasta anular la conciencia colectiva diversa y libre. (...)"               

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