30/11/18

Albert Soler: El proceso está muerto y enterrado... Todo lo que queda de él es gente que cuelga lacitos y se reúne una vez por semana a gritar en la plaza de su pueblo... una gente que todo lo que quiere es un indulto o una condena leve para éstos. Nada más...

"El proceso también tiene cosas buenos como, por ejemplo, las columnas de Albert Soler en el Diari de Girona. El periodista se lo toma como la única menera que vale la pena tomárselo: a risa. De joven (Girona, 1963) coincidía con Carles Puigdemont en la discoteca Boomerang y ya intuyó que aquel chico que iba a la disco con americana llegaría lejos. Lo que no sabía es que llegaría a Waterloo. (...)

- A usted no lo invitan a TV3, ¿verdad?

No, y mucho mejor, porque el concepto de “invitación” va asociado al de “gratis”, yo prefiero que me contraten. Que me concedan un programa, o por lo menos una sección fija desde la que poder decir burradas, como la Rahola. 

Ése es mi sueño dorado: cobrar un pastón por graznar sin ton ni son. Si para ello hay que peinarse como una señorona de otros tiempos y hacerle la pelota a quien mande, pues se hace, si lo consigue Rahola también puedo conseguirlo yo. (...)

- ¡Con lo bien que nos lo pasaríamos con usted en el FAQS!

Pagan algo ahí?

-No sabría decirle, a mí tampoco me han invitado nunca.

A Dios pongo por testigo que jamás he sintonizado dicho programa. Sé lo que es, porque estando en casa, en el sofá, a veces mi mujer coge el mando y lo pone. Sólo para joderme, la muy cabrona, porque sabe que me apasiona el periodismo de verdad, y dos minutos de FAQS son suficientes para perder la fe en el futuro de esta profesión. 

Por lo que he visto a causa de la mala leche de mi señora -aprovecho para aconsejarle que no se case, Rius-, no creo que se lo pasara usted bien viéndome ahí. Sucede que soy un tipo educado, no soporto interrumpir a alguien cuando habla, tampoco me gusta gritar, aborrezco las frases vacías que se disfrazan de altisonantes… 

O sea, en un programa de palurdos y para palurdos, yo quedaría como un imbécil. Se lo pasaría mucho mejor viéndome en programas de más enjundia intelectual, hágame caso. En Gran Hermano, por ejemplo.

- No me extraña, sin embargo: usted ha bautizado Puigdemont como el vivales

De hecho no fui yo, fue mi padre, que a sus 85 años sigue calando a la gente a la primera. En cuanto le definió como un vivales, me apropié de la palabra, por exacta y por recuperar una expresión que ya apenas se usa, pero sobretodo porque mi padre no sabe nada de copyright y demás zarandajas. 

Y yo diría que el epíteto ha llegado a oídos de Puigdemont, porque desde que le llamo vivales, realiza ingentes esfuerzos para ser merecedor del título. Gasta y gasta el dinero de los demás, como corresponde a un vivales que además se largó dejando que los que quedaban atrás pagaran el pato!  (...)

- De joven coincidía con él en el Boomerang, una discoteca de Girona.

Aaah, que recuerdos, teníamos los dos una buena mata de pelo. Siempre lo vi solo, apoyado en la barra, sin conversar con nadie, esperando que se obrara un milagro y una chica se le acercara con intenciones procaces. Nunca cayó tal breva. 

No ayudaba su vestuario, porque era una discoteca de juventud, y el acudía con americana, como si fuera a una boda o estuviera trabajando en la sección de Moda Hogar de Hipercor y no le hubiera dado tiempo a pasar por casa a cambiarse.

 Hace pocos días hablé con una chica, bueno ahora ya una mujer, que también le recordaba del Boomerang… porque el ahora fugado le tiraba los tejos. “Me parecía muy soso”, me confesó la buena mujer, y añadió “después me enteré de que su padre lo mandaba a pasar cada verano una temporada al monasterio de Poblet”.

 Eso explica muchas cosas de su carácter, supongo. Si en lugar de ir a la costa a llevarte extranjeras al huerto, te pasas los veranos en un monasterio, al cabo de los años eres un iluminado que, encima, crees en lo sobrenatural, sea Dios o la República. Todo eso, claro, suponiendo que lo que me contó la mujer sea cierto, que no sería la primera que me engaña.

- ¿Se imaginaba que llegaría tan lejos? Lo de lejos no sé si lo digo por el cargo o por la distancia.

Por supuesto que lo imaginaba. Ya conoce usted el Principio de Peter: en una jerarquía, todo empleado tiende a ascender hasta su nivel máximo de incompetencia. La política catalana no es más que una jerarquía, donde se coloca a dedo al president, por lo tanto nada tiene de raro que llegue al cargo un orate, un lunático o un bobo, tanto da, lo único que se le exige es que sea un incompetente. Por tanto, es perfectamente lógico que Puigdemont llegara a presidir el país. Y como también existe la Ley de Murphy, ya sabe, todo lo que es factible de empeorar, acaba empeorando, ahora tenemos a Torra.  (...)

- De hecho se conocían. Trabajaron juntos en El Punt

Bueno, “trabajar” es quizás un poco exagerado, por lo menos en su caso, porque él ya tenía un cargo en el periódico. No era mal tipo, las cosas como sean. Ahora quedaría bien diciendo pestes de él como jefe, pero mentiría. Sólo le reprocho que por ser uno de los jefes, permitiera a su novia de entonces, corresponsal en Girona de un diario de ámbito estatal, que rondara por la redacción copiando de nosotros todo lo que se le antojara.

 Pero también es comprensible: con los reiterados fracasos en el Boomerang, a ver quién es el guapo que le puede echar en cara que, una vez que caza una mujer, le permita cualquier cosa. Ya se sabe que tiran más dos tetas que una. O algo así.

- No debe ser fácil practicar el periodismo crítico con el proceso en Girona. Sé que una vez fue a ayudar a un familiar a hacer una mudanza a un pueblo cercano y corrió la voz .

Joder! Fue precisamente en Amer, la zona cero del procés, la patria chica de Puigdemont. Estuve como una hora subiendo muebles desde la calle a un segundo piso, con una polea. Lo suficiente para que algún vecino me reconociera, pensara que era yo quien iba a trasladarme allí, i empezara a correr la voz. 

Por la noche, uno de los cabecillas del CDR local, llamó a mi familiar -un señor de más de 70 años- preguntándole si era cierto que alquilaba su vivienda “a ese, al Albert Soler” cuando le respondió que no, que sólo le había ayudado, el CDR le dijo “ah, menos mal, entonces voy a hacer unas cuantas llamadas a la gente para calmar los ánimos”. Calmar los ánimos! Porque un periodista, no un terrorista de ETA, no un pederasta que acaba de salir de prisión, no: un periodista, quizás iba a vivir al pueblo!

Ahora bien, dicho esto: ni siquiera en ese caso me dijeron nada directamente. Sí, otra vez hicieron una pintada en el periódico, aconsejándome que vigilara mi espalda. O sea, de nuevo a escondidas, nunca cara a cara. Son cobardes, muy cobardes, y encima, como puede usted ver, tengo cara de loco peligroso, así que no, nunca he tenido ningún problema. Algún insulto en las redes sí, claro, por lo que le decía de la cobardía.

Por eso siempre reivindico que quien no hace periodismo crítico es sencillamente porque no le da la gana. Esto no es Moscú, a mí no me van a meter polonio en el desayuno, entre otras cosas porque desayuno en casa. Ahora bien, lo que ocurre es que hay mucho periodista que debe favores, o que los busca, o que aspira a premios, cargos o prebendas varias. 

O que le molesta que le miren mal. Yo, como soy de gustos sencillos, no aspiro a nada de eso, y además me importa una higa cómo me miren o si dejan de saludarme. Ya hace muchos años que tengo mis propios amigos. O sea, que si te da la gana, puedes ser crítico. Bueno, si te da la gana y estás en un medio que te da libertad, como es mi caso. 

Eso sí se lo debo agradecer al Diari de Girona. Ojo: no le estoy agradeciendo que me permita publicar a mí, le estoy agradeciendo que se lo permita a gente de opiniones bien diversas, ya que comparto páginas con lacistas, independentistas y procesistas de todo pelaje. Como debe ser.

- ¿Ve TV3?

Sí, claro. A menudo -como ya me conozco el percal- para reirme de lo infantiles que resultan sus patéticos esfuerzos por seguir engañando al personal, o para ocultar el gran engaño del procés, que es como querer ocultar un elefante tras una caja de cerillas. Algunas veces, pocas, porque de verdad me interesa lo que emiten, sobre todo algunos reportajes o alguna película. 

En general, sin embargo, no es más que agitprop, pero como le decía, si tienes la cabeza bien amueblada, o sea si te lo tomas a chacota, te pegas unas buenas risas. Uno ve la programación de TVE, en los dos canales, y si compara con la degeneración de “la nostra”, se pregunta, como el personaje de Vargas Llosa: '¿cuándo se empezó a joder TV3?'

- Han convertido TV3 en una televisión nacionalista más que nacional.

Qué coño nacionalista. Una televisión provinciana. El día que los lacistas acordaron subir a no sé cuantas montañas catalanas, abrieron todos los noticiarios con tamaña gesta, creo que había un cámara y un corresponsal en cada cima. O sea, que o bien aquello fue lo más importante que sucedió aquél día en el mundo, o los criterios usados para destacar las noticias son como mínimo peculiares. Pues nada, en casa nos echamos unas buenas risas, a ver si esa panda de inútiles van a pensar que me van a hacer pasar un mal rato con sus gilipolladas.

- Rahola hasta tiene púlpito casi diario.

Lo cual nos lleva de nuevo a preguntar: ¿cuándo se empezó a joder TV3? Si la condición para ganar unos buenos dineros a costa de todos los catalanes es cocinarle una paella al president y comprometerse bajo juramento a decir burradas sin control, entonces mi abuela hizo mal en morirse hace unos años, porque además de ser analfabeta, cocinaba como los ángeles. 

Aunque con toda seguridad Rahola la superaría en lo primero, creo que en los fogones se impondría mi abuela, así que la cosa estaría muy igualada para hacerse con el contrato televisivo. El hándicap de mi abuela es que la pobre se avergonzaba de su analfabetismo, mientras que la Rahola lo luce con orgullo, y eso en la Cataluña actual abre muchas puertas.

- Tengo la teoría personal de que la prensa catalana -con alguna excepción como el Diari de Girona- tendrá que pedir perdón tras el proceso.

Olvídese de ello. Nadie va a pedir perdón. Ya han salido algunos periodistas mediáticos a reconocer que “fueron engañados”. ¿Engañados? La función del periodista es dudar de todo, especialmente del gobierno. Si tú eres periodista y el gobierno catalán te dice que vamos a ser independientes, que este país va ser una arcadia y que todos los estados del mundo van a hacer cola para reconocernos, tu obligación es dudar. 

Y preguntar detalles, y si no te los dan -porque no los dan- tu obligación es denunciar que se trata de una farsa. Y si no quieres denunciar que es una farsa porque te va en ello un carguito o un programa de televisión o, yo que sé, un jamón en navidad, pues por lo menos calla y no les sigas el juego. Nadie pedirá perdón. Lo que va a haber serán más periodistas y más medios que dirán que han sido “engañados”.

 Venga hombre, no me jodas! Eso, entre el periodismo. Aparte, hay publicaciones infectas, y le daré nombres, como El Nacional, La República o El Directe que ni siquiera merecen ser calificados de periodismo, no hay sencillamente por donde cogerlos. Propaganda pura, pero tan burda que no sirve de nada.

- Cuanto daño han hecho los palmeros, ¿no?

Los palmeros son toda una institución en Cataluña, será por eso que aquí nació la rumba. Pero es que no sé qué satisfacción hay, en seguirle el juego al poder. Qué cosa más aburrida. A mí me gusta tocar los huevos a quien mande. El procés me pone difícil ridiculizar al gobierno catalán, porque me es imposible caricaturizar la que ya es en sí mismo una enorme caricatura.

 Coño, pero me esfuerzo. Le confieso una cosa: me tomo tan a pecho lo de que la función del periodista es ser crítico con el poder, que no podría vivir en un país donde todo funcionara a la perfección. Moriría de melancolía. Por suerte, esto es Cataluña, y encima es también España, o sea que es imposible que tal cosa ocurra. Y lo que nos reímos.

- ¿Quién empezó el proceso: Pujol, Maragall o Mas?

Si tenemos en cuenta que la causa única y principal del procés es tapar la corrupción, hay que ir a quien la creó y diseñó, que no es otro que Pujol. Pero es que los catalanes, que nos tenemos por tan listos y modernos, somos seguramente el pueblo más tonto de Europa. 

Vino un banquero del que todo el mundo sabía que había dejado un agujero en Banca Catalana -cito a Casavella en "El dia del watusi"- “del tamaño de la fosa de las Marianas”, y sólo porque se puso a hablar como un payés, lo votamos a mansalva. Pues mira, de aquellos polvos vinieron estos lodos, había que ir huyendo hacia adelante.

- ¿Cómo acabará?

¿Cómo acabará? Ya está acabado. Lo saben unos y otros, los únicos que lo ignoran son los ignorantes (voluntarios o por tara de nacimiento) que les siguen jaleando e incluso los votan. Hoy no hay más que un Napoleón de regional en Waterloo hablando solo, unos presos pendientes de juicio y una gente que todo lo que quiere es un indulto o una condena leve para éstos. Nada más. 

El proceso está muerto y enterrado, de hecho nació muerto, el jodío hijo de diez mil leches. Todo lo que queda de él es gente que cuelga lacitos y se reúne una vez por semana a gritar en la plaza de su pueblo. Y oiga, por mí lo pueden seguir haciendo hasta el fin de los tiempos, si así se sienten realizados. 

No seré yo quien deje de salir a tomarme cervezas pensando en ellos. Me la sudan completamente. Como le dice Rick a Ugarte en Casablanca cuándo éste le pregunta si le desprecia: “si pensara alguna vez en ellos, probablemente los despreciaría”.                        

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