13/7/18

Manuel Trallero: “Artur Mas tenía que conocer el caso Palau”

"Manuel Tallero fue el único que aguantó estoicamente las 34 sesiones del juicio del caso Palau. Para lo que hay que tener, sin duda, un “culo di ferro” en expresión atribuida al político italiano Giulio Andreotti. Tras “Música celestial” (2013), ahora ha publicado sus crónicas judiciales en formato libro “El bolso de Mariona Carulla”.

- ¿Cómo pudo ocurrir?

Suele argumentarse que no había ninguna sospecha, que el Palau funcionaba estupendamente o que fallaron todos los mecanismos de control. De hecho, ocurrió que el Palau era un modelo de éxito. Felipe González ya había establecido en un viaje a China que no importaba el color del gato, sino que cazase ratones. 

Es decir, los resultados. La combinación de la financiación pública con la privada parecía una panacea. Y por otro lado hubo una clara abdicación de las responsabilidades individuales. Estas se diluyeron en una responsabilidad puramente administrativa. Nadie supo nada. ¿Para qué?

- A veces parece que Convergencia fuera una prolongación del Palau.

La simbiosis entre ambas instituciones es asombrosa. Desde el Palau ha existido siempre una clara reticencia en acusar a Convergencia. Así que primero considera absolutamente legal el pago del Palau a la Fundación Trias Fragas. Después rectifica y -aunque legal, no le parece estético- y acuerda la devolución en cómodos plazos.

 Mientras Carulla se preparaba para las elecciones, el presidente interino, Josep M.ª Busquets rechaza pedir la acusación de miembros de Convergència. Después Oriol Pujol, secretario de Convergencia, revela la existencia de una carta de la Fundación y del Orfeón que han enviado al juez excluyendo a Convergencia de cualquier responsabilidad. 

El consejero Homs insistió en que el Orfeón renuncia a pedir responsabilidades. En pleno juicio, el Palau renuncia de nuevo. Carulla dice que es por no politizarlo. Cuando finalmente las administraciones deciden lo contrario ya no están a tiempo. Un escándalo sin paliativos. Pero tampoco viene de uno más.

- Yo creo que hay una diferencia entre la corrupción de Convergencia y la de los otros partidos: ellos lo hacen por el país. Basta recordar el aplomo con el que contestaba Osàcar.

Es cierto, porque como bien dijo la acusación popular de las asociaciones de vecinos durante el juicio, es evidente que Osàcar no es Bárcenas. Aquél dijo en el juicio que con el dinero del Palau “influían en alcaldes del partido para que en las fiestas mayores no pusieran sólo música flamenca o moderna sino también catalana... sardanas”. 

El fiscal, después de calificar al tesorero como “el gatillo necesario el revólver que dispara la bala”, aplicaría el eslogan de que “la bandera justifica cualquier atropello con la cartera”, a lo que el defensor de Osàcar, el letrado Melero, respondió que la única bandera que ondeaba por entonces en el Palau era la de la tibia y calavera, la de los piratas.

 Sin embargo, puede trazarse un paralelismo entre Artur Mas y Mariano Rajoy, entre Convergencia y el PP, y entre el Palau y Gurtel. Los dos negaron una y otra vez los indicios que les señalaban tuvieran credibilidad. Hablaban de “unos papelitos”. Además, trataron por todos los medios de impedir a la opinión pública que pudiera ejercer como tal. 

Primero porque existía la presunción de inocencia, después porque el caso estaba siendo investigado y ahora porque todavía no hay una sentencia firme. ¿Cuándo podremos opinar? Tanto Mas como Rajoy han dicho que sus partidos no habían sido condenados por corrupción, cuando ambos fueron condenados como participes a título lucrativo. Puede que sea diferente, pero no es muy distinto.

- ¿Mas lo sabía?

¿El secretario de una organización política puede desconocer el origen de la financiación de la misma? En caso de desconocerlo, casi es peor la ignorancia que la propia responsabilidad. A mí me parece muy llamativo que Artur Mas renunciase a todas sus responsabilidades en el PDeCAT el viernes y el lunes se hiciese pública la sentencia del caso Palau.

 Sinceramente, y tras 35 sesiones de juicio, creo que no me caben dudas razonables de que Artur Mas tenía que conocerlo o que expresamente miraba para otro lado porque algo así ya se temía.

- ¿El caso Palau es el ocaso de la burguesía catalana?

Hay un proverbio chino según el cual “la burguesía catalana es la mejor burguesía catalana que hay”. Es decir. que ya nos podemos dar con un canto en los dientes por lo que hemos tenido. El ocaso de la burguesía ya lo dictamino Josep M.ª de Sagarra el año 1961. 

Indicando en un artículo en La Vanguardia que se había iniciado nada menos que tras la Primera Guerra Mundial, y destacaba como punto álgido precisamente “la noche que, mediante pago de alquiler, se utilizó el Palacio de la Música, para que, como propaganda del producto llamado ‘Pepsi-Cola’, se televisase aquel famoso partido Real Madrid-Barcelona, que tanta sensación causó entre lo más selecto del país”.

 Pero por lo visto no ha tocado fondo y cuando en pleno juicio por lo sucedido –hay por ejemplo 9 millones de euros que nadie sabe dónde están, que se han evaporado sencillamente- la presidenta del Palau saca a relucir, indignada, que en una boda de las hijas de Millet le robaron el bolso, de ahí el título del libro, es una foto finish del paisaje moral. 

Máxime cuando esta señora lleva desde el 2009 al frente del Palau y acaba de ser reelegida para otro mandato, sin ningún otro candidato en plan Guinea Ecuatorial. Y cuando la Sindicatura de Comptes en su informe del año 2017 concluyó que el Palau sigue funcionando exactamente igual que en tiempos de Millet.

- ¿Cómo pudo un personaje mediocre como Millet engañar a todos?

Millet les dio a cada uno lo quería. A los nacionalistas la salvaguardia de la única institución cultural creada por el catalanismo que aún sobrevive. A los socialistas una joya del modernismo para el parque temático y turístico en que se ha convertido Barcelona. 

Al Partido Popular una presencia hasta entonces desconocida en la ciudad, y a la elite de la burguesía un salón para recibir a las visitas creyéndose que están en su propia casa. Además, Millet no paraba de recibir homenajes y condecoraciones.

 Lo único que se le resistió en dos ocasiones fue el Premio Príncipe de Asturias, algo que casualmente también le sucedió a Jordi Pujol. La Casa Real tenía por lo visto buena información. Podía ir borracho a un acto, presentado por Màrius Carol, farfullar cuatro banalidades y aparecer en las reseñas como un gran orador. Además, hay que tener en cuenta que el Palau reinaba un régimen absoluto de terror. 

Cuando el fiscal indagaba a algún miembro del personal si no les extrañaba lo que veían, por qué no preguntaban nada, ponían cara de no darle crédito a lo que escuchaban. Nadie se apeó del tratamiento de “señor Millet” ni por equivocación. El Palau era un verdadero infierno y hay toda una vertiente oscura de Millet que es pavorosa.

- Recuérdenos el caso Renta Catalana.

Era una sociedad de inversión inmobiliaria que colocó a Millet como presidente. Era la típica estafa piramidal de forma que con lo que aportaban los nuevos inversores se pagaban los intereses de los antiguos. 

Se seguía el modelo Sofico y en lugar de colocar en el consejo de administración a generales franquistas como reclamo, aquí se ponía a miembros de la burguesía. Cuando no hubo más aportaciones, se cambiaron los estatutos, tal como haría más tarde Javier de la Rosa en Gran Tibidabo, y los inversores pasaron a ser accionistas. 

Finalmente, Millet se pasó dos semanas en la cárcel. Lo asombroso del caso –si es que aún queda capacidad para ello- es que acto seguido Maragall y Pujol le pusieran al frente del consorcio del Palau, un organismo que recibía dinero público.

- Trias llegó a decir que “apoyar el Palau es una obligación de los catalanes”.

Xavier Trias es un personaje siniestro. Con los años va efectuando un estriptis moral y desprendiéndose paulatinamente del disfraz de buena persona para mostrar su verdadera faz. Si alguien tiene alguna duda al respecto, recomiendo encarecidamente la lectura de su libro tipo “me cachis en la mar salada que guapo que soy y que bien que lo he hecho todo”, donde por ejemplo no aparece su gran amigo Javier de la Rosa. Dicho esto, yo cada año por Sant Esteve no me pierdo el concierto del Orfeón Catalán por nada del mundo. 

Es un espectáculo único poder contemplar aquel aquelarre independentista, aquel flamear de esteladas, aquellos gritos de libertad y saber que todo aquello es posible gracias a que Aznar pusiera la insignificancia de 2.000 millones de las antiguas pesetas, porque como le decía Millet a Pujol cuando le recriminaba que no lo pagaran los catalanes: “¿Y si no lo pagan que hago?”. 

Gracias a un presidente del gobierno de España del PP y a un personaje de la catadura de Millet hoy tenemos el Palau de la Música Catalana y no unas simples ruinas. Los catalanes no hicimos nada por salvarlo.

- ¿Agustí Colomines estuvo seis años de presidente de la Trias Fargas y no se enteró de nada?

Es el Robespierre del proceso. Amenazó con convertir a Cataluña en Italia, mientras que Artur Mas pronosticó que esto sería el Far West. Pero desconocer lo que sucedía en el Palau y sus conexiones con la fundación de Convergencia no eran una excepción sino la regla general. 

La señora Mariona Carulla, miembro de una archiconocida familia de la burguesía catalanista, que se pasó quince años en las juntas de Millet declaro por activa y pasiva que no se enteró de nada. Todos los restantes miembros de las juntas, de la Fundación en que había abogados, notarios, etc. tampoco se enteraron. Ni tampoco se enteró, por cierto, ningún periodista.

 El único que puso sobre aviso fue Ernest Lluch que publicó un artículo en La Vanguardia en que decía que: “Quienes llevan las riendas de la institución no tiene como centro el Orfeó, sino obtener ayudas económicas, emprender obras u organizar conciertos”. Y yo añado en el libro que “Ni Lluís Foix, que censuró el artículo de Lluch sin piedad, ni Josep Cuní, intimo del político que hablaba por los descosidos, se enteraron de nada”.

- Por cierto, denuncia en la página 111 que el diario Ara lo plagió.

Para mí es un motivo de gran satisfacción que el diario dirigido por Esther Vera, a quien tengo por una buena periodista y magnifica directora, me deparara semejante homenaje. De hecho, no es para mí ninguna sorpresa. Igual me sucedió con el libro de “Música Celestial” que fue copiado por algunos medios de comunicación sin citarme por aquello de lo que no se habla es porque no existe. 

Es una forma plausible de decretar la muerte civil de un individuo, algo muy normal en la Cataluña actual, sin mancharse las manos de sangre. Estoy convencido que la biografía de Pujol que estoy acabando no merecerá una sola reseña, ningún comentario pero a buen seguro que será bien saqueada. Para mí ya es habitual.

- ¿Cómo juzga la investigación policial? Los Mossos tardaran tres años en registrar su casa de l’Ametlla.

El registro de un domicilio debe hacerse por medio de una orden judicial y esta no se produjo hasta pasados los tres años de la entrada en el Palau. La presencia de la policía catalana durante el juicio como testigos fue realmente abracadabrante. A los supuestos expertos de informática que comparecieron en el juicio yo no les dejaría ni una consola de videojuegos.

 Hubo momentos deliciosos, como por ejemplo cuando un miembro de los Mossos d´Esquadra, en calidad de testigo, le replicó a una pregunta del letrado Martell : “Esto a mí usted no me lo puede preguntar”. ¿A estos chicos que les enseñan en la escuela?.

- ¿Y la judicial? Critica al fiscal, Sánchez Ulled, pero también es cierto que delante tenía un primer espada como Cristóbal Martell.

Si se mira todo el procedimiento judicial puede calificarse como de un verdadero desastre. El fiscal tarda un año en concluir la investigación previa. Tenía seis meses y pidió una prórroga de seis más. El juez tardó tres meses en llamar a declarar a Millet y Montull. La fiscalía no pidió la prisión provisional y cuando la pidió el juez no se la concedió. Se captaron imágenes tras el registro de empleados llevándose bolsas con papeles… 

Después la instrucción tuvo cinco jueces instructores diferentes, algunos delitos prescribieron y se tardó ocho años en celebrarse el juicio. Es cierto que Sánchez Ulled tuvo que vérselas con los primeros espadas del foro, pero no es menos cierto que él era considerado el Messi de la fiscalía. Durante los recesos, los chicos y las chicas de la prensa le rodeaban embelesados. Solo faltaba que le hicieran la ola. Es un progre y tiene indulgencia plenaria. A la hora de la verdad creo que solo le interesaba establecer la conexión entre Ferrovial, el Palau y Convergència. 

Nunca entenderé como no se investigó la relación del PP con el Palau. El entonces diputado del PP, el señor Vendrell, que ahora trabaja con el Síndic de Greugues, tras haberle dado su voto para prorrogar el mandato del señor Ribó, acudió en quince ocasiones a visitar a Millet, según consta en sus agendas. ¿Hablaban del tiempo?.

- Una última pregunta: La Ciudad de la Justicia está hecha por Ferrovial, ¿he de pensar mal?

Hay que reconocer que es de libro Guines. de auténtico récord mundial. que el juicio por un delito de corrupción se efectúe en el propio objeto del delito. 

Sin embargo, quiero destacar, porque siempre se critica a la justicia española, pero no se tiene en cuenta el esfuerzo que hacen los funcionarios como las dos que había en este juicio, Marisa y Alicia, dos auténticas craks. Realmente hicieron un trabajo espléndido que nadie les ha reconocido. También creo que a la presidenta la señora Comas le salió un juicio de periquete que ni bordado. En mi opinión estuvo magnífica.

 A pesar de ello, no entiendo que pueda presidir un tribunal que juzga un caso como este cuando su señor marido, el mediático doctor Queralt, se había pronunciado tantas veces al respecto. Recuerdo que los abogados de Pinochet obtuvieron la recusación de uno de los jueces ingleses que debía conceder la extradición, porque su esposa era directiva de Amnistía Internacional, que había pedido públicamente que se concediera tal como reclamaba el juez Garzón. 

Después, claro está, estuvo la demora de la sentencia que estaba prevista para después del verano y se hizo pública el 15 de enero del 2018, una vez pasadas las elecciones al Parlamento de Cataluña, y por último la señora Comas se ha manifestado públicamente partidaria del derecho a decidir. 

Ni tampoco entiendo que metiera a Millet y Montull en la cárcel por riesgo de fuga y quince días más tarde los dejara en libertad. Quiero decir con todo ello que no solo está politizado el Tribunal Supremo ni el pérfido juez Llarena."     (Entrevista a Manuel Trallero,  Xavier Rius 

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