"(...) 10- Bueno. Kim II Torra empieza a hablar. Nada, que los logros en la
producción del Procés harán de nuestra pequeña Corea una potencia aún
más temida. Perlas. Sobre sus tuits supremacistas opta por la opción
campechana de “no lo volveré a hacer más”. Cuela.
El republicanismo
procesista es la pera. En el turno de réplicas, amplía con más datos su
asistencia a actos de homenaje a los hermanos Badía –unos filántropos;
uno de ellos, apodado como el Capità Collons, por su carácter
proto-procesista de rajarse en los momentos mágicos, ordenó, como capo
de los Mossos, durante la II República, ametrallar un autobús de niños
zaragozanos, que venían a BCN porque sus papás, de la CNT, estaban de
huelga–; explica que vale, que fue, pero solo la puntita.
Además también
va a actos sobre patriotas catalanes de izquierda. En lo que es un
ejemplo de cómo se puede desarticular a la izquierda fundamentada en
léxico y otras anécdotas, utiliza, en un momento dado, la consigna
cupera "els carrers seràn sempe notres". Habla del sistema educativo y
sanitario cat como “sistemas de éxito”, lo que impide visualizar que la
Comunidad Autónoma madrileña no pudo introducir allá el sistema
sanitario cat –una melé indescriptible de empresas privadas,
semipúblicas, públicas, y la supremacía de lo privado sobre lo público–
gracias al éxito de la Marea Blanca.
Muchas alusiones al concepto
República. Importante: la República pasa a sustituir la palabra
“independencia”. Es decir, la aplaza. Lo que indica que “República” es
otro aplazamiento. Una trivialización. Tras haber quemado el concepto
"autodeterminación", la derecha cat ahora se dispone a quemar ese otro
concepto mágico de las izquierdas peninsulares, llamado República.
11- Bueno. Se vota. ¿Qué va a pasar ahora?
12- Creo que nada.
13- Ampliación del concepto “nada”. Supongo que el nuevo Govern, o su
Presi, irán a Berlín, a jurar bandera. O a una suerte de misa
televisada. Supongo que se montará, allá o en el Benelux, algún tipo de
plataforma en cuyo nombre aparecerá la partícula República.
Supongo que
no será rupturista, sino una mezcla de cosa privada y pública –como la
Sanitat; lo que tiene chiste–. Supongo que se explotará a tutiplén el
concepto presos. Se pondrá a algunos como consellers.
A los del PDeCAT,
que no a los de ERC. La “recuperació” será por tanto del PDeCAT, que no
de ERC, otro partido engullido por el marco. Se celebrará a bombo y
platillo cualquier institución autonómica “recuperada” del 155. Es
decir, cualquier logro autonómico. Y, supongo, se irá a elecciones
pronto. En una entrevista en La Stampa, Puigde decía este finde
que podrían ser el 27O. O también se podrían hacer coincidir con algún
tramo judicial de la causa por rebelión de la Señorita Pepis que ha
formulado Llarena como si de un 23F se tratara.
14- La CUP, cabe suponer, dificultará la legislatura.
También cabe suponer que la legislatura pensará en la CUP, y ofrecerá
algo parecido a un Proceso Constituyente, o a una Asamblea de
Representantes.
Si se les puede ofrecer consulta por referéndum, o
no-DUI por DUI, y los “fiscalizadores” compran, pues esto también. La
fiscalización parece consistir, desde 2012, en pugnar por el léxico. Esa
cosa que puede esconder la nada en una política propagandística y de
marcos, como ya se vio, por todo lo alto, el 27O.
15- Con la votación de hoy el procesismo recupera aún más
sus sistemas propagandísticos. Tele, radio, subvenciones a prensa, etc.
Se habla de Eduard Pujol –ese otro fruto de la selección negativa; en
una sociedad no propagandística estaría en un bar, diciendo lo que dice
en el Parlament– como capo/director general de la cosa información/es
decir, propaganda. El aparato propagandístico echará humo.
16- No creo que pase nada más. Salvo que la caguen. La
selección negativa, la escasa formación, el escaso conocimiento de los
seleccionados negativamente, da pie a que puedan meter la pata otra vez,
por inconsciencia, por desinformación, por asesoramiento dadá. La
escasa sensibilidad social de los chicos-de-la-selección-negativa da pie
a que puedan incrementar la ruptura social
Un concepto que les importa
una higa, pues una sociedad viene equipada de cohesión social si vas y
la llamas pueblo. La cohesión social, por otra parte, para el procesismo
como para el Gobierno, no es un hecho que dependa de la realidad –los
derechos, los ingresos–, sino de la percepción. Es decir, de la
propaganda.
17- Vendrán tiempos de propaganda abusiva. Es decir, de
crispación para quien no la comparta o la note rara. Se la utilizará,
como siempre, para crear un marco democrático y social. Fuera de él no
habrá democracia o izquierdas, lo que tiene guasa si pensamos que el
marco es derechista. La propaganda, en fin, como dice Chomsky, es la
violencia en democracia. Consiste en pegarte capones en la cabeza, hasta
que crees que eres tonto por ser diferente. Habrá que aguantarla y no
dejarse avasallar por ella.
Y, en ese trance, conservar cierta esperanza
e independencia personal. Supongo que el énfasis serán los presos y los
lacitos amarillos. Pero la defensa del hecho de que haya presos
políticos, por ejemplo, se puede realizar desde otro marco, que no es el
procesista. Vamos, que se puede defender que no haya presos políticos
sin defender ni beatificar a unos psicópatas sociales, de escasa cultura
democrática y que no han hecho política, sino propaganda.
18- Además, hay luz a final del túnel procesista. Más
próxima desde hoy, cuando el procesismo, lo dicho, se ha disparado en la
cabeza.
19- El procesismo –por su propia dinámica, por razones de
consumo interno, en otra toma de decisiones vertical, reducida y genial,
y a cambio de ningún proceso político, sino propagandístico– ha
posibilitado la presidencia a una persona supremacista, que ha escrito
algo más que tuits racistas.
No costará nada, a partir de la propagada,
reducir hasta la anécdota ese trazo del Presi, por otra parte, nada
particular. Tengo amigos –muy buena gente, por otra parte– que utilizan
ese punto de vista. Lo hacen por sugerencia de los medios. Pero la
apuesta por Torra tendrá consecuencias. Internacionales.
Se sabe si una
alocución es racista si cambias el sujeto de la oración por la palabra
judío y el resultado da canguelo, pues denota que se suprime la
argumentación por el prejuicio étnico. Y, en este caso, lo da y mucho.
En el ámbito internacional, se intuía la naturaleza derechista y de
nueva derecha del pack Procés.
Verbigracia: durante su detención en
Alemania, la primera visita en el talego que recibió Puigde fue la de
la, glups, extrema derecha alemana. Luego vino Die Linke. Esa ambigüedad
es hasta cierto punto normal. Y ha sido básica para crear el marco
Procés en Cat. El soberanismo, en fin, sólo interesa a las nuevas-viejas
derechas y a las izquierdas alternativas.
Pues bien, hoy la cosa, con
la elección de un derechista esencialista de cajón, ha perdido
ambigüedad. Así lo ha entendido, por ejemplo, el portavoz de la Comisión
Europea, que preguntado por su parecer por la elección de Torra, y
explicadas algunas de sus constantes intelectuales, ha respondido que no
iba a hacer ningún comentario sobre los escritos del Presi: "No los
dignificaré con un comentario". Eso, en Versalles, era enviarte a la
papelera de la Historia. Y la Comisión es Versalles.
20- La UE es muy tolerante con Estados que avanzan hacia los nuevos
autoritarismos esencialistas, como Hungría, Polonia o Turquía. Lo ha
sido con España, tras el 1O, y tras el discurso del rey. Es decir, lo es
cuando se trata de Estados, su palabra favorita.
No lo será en absoluto
con ningún territorio sin Estado que juegue en esa Liga. Con la
decisión de poner a Torra de Presi, el procesismo ha entregado a la UE
todas sus armas. Y le ha regalado, vía UE, al Estado español una mayor
libertad para acometer la cosa. Una cosa que ha entrado
internacionalmente en el campo
derechas-autoritarias-nacionalistas-populistas, del que ya no saldrá.
Torra es, ante todo, un fallo propagandístico descomunal. Podrá conducir
a otro éxito electoral, que es de lo que se trata. Pero ha cerrado
cualquier solución en la UE, la instancia de solución a este asunto y a
otros muchos asuntos.
El procesismo se ha disparado en la cabeza, lo dicho. Y,
sin ser médico, puedo asegurar que los disparos en la cabeza suelen ser
trascendentes.
21- El Procés será un sistema propagandístico cachas por
años. Incluso por décadas. Pero ya tiene apellido en Europa. Es el de,
pongamos, Trump. O Erdogan. O como se llame el Gran Hermano polaco. No
mola. Será –ya lo era, pero ahora ya de forma definitiva– un objeto de
consumo interno, que movilizará a más del 40% de los votantes. Supongo
que –visto lo visto, ya no le queda otra– progresivamente antieuropeo.
Y
cada vez más alejado del campo semántico izquierdas –lo que no creo que
le importe mucho, si bien tendrá consecuencias electorales–. O,
incluso, del campo semántico democracia, que pasará a ser muy local e
inexportable, nada sexy. Hoy, aunque nadie lo sepa, el procesismo ha
perdido la partida. Nos costará comprenderlo y percibirlo en los
próximos meses, pues estará que se sale. Pero la ha perdido. Ha cometido
su gran y definitivo fallo propagandístico. Punto pelota. (...)" (Guillem Martínez, CTXT, 15/05/18)
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