"(...) la decisión de ETA, según se publica, de que adelanta su disolución a
mayo, asume la “responsabilidad directa” en el “sufrimiento desmedido” y
afirma que “nada de ello debió producirse”.
Le preguntaría a algún
dirigente de la banda ya no el por qué nacieron, porque parece que la
existencia del franquismo lo justificaba todo, sino el por qué
continuaron matando, amenazando, atemorizando a personas y a todo un
colectivo vasco, cuando podían defender sus ideas, por estrambóticas que
fueren, desde la política, en las instituciones y en la calle.
Alentando con esa actitud terrorista las posiciones más conservadoras
y reaccionarias presentes en la sociedad española, poniendo en peligro
la convivencia más elemental en Euzkadi, e impidiendo que en Euzkadi y
en toda España, la izquierda, después de décadas de clandestinidad,
pudiera superar el atraso político-organizativo en la sociedad, ser una
verdadera alternativa de cambio social y avanzar hacia la plena
recuperación de la memoria histórica y de las víctimas del franquismo
todavía en las cunetas y proceder a la anulación total de los juicios
políticos de la dictadura contra comunistas y demócratas que lucharon en
defensa de los derechos sociales y de la libertad.
El coche bomba y el tiro en la nuca fue un importante obstáculo para
ello, retrasándolo todo y llevando a la sociedad a situaciones de
enfrentamiento y a diluir en la lucha contra el terrorismo gran parte de
la acción social y política en defensa de propuestas y programas de
izquierda. Disuélvanse, pues, después de su derrota en todos los
terrenos. (...)" (Francisco Frutos, ex-secretario general del PCE, Crónica Popular, 26/04/18)
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