"Definitivamente, Catalunya no tiene remedio. Rectifico: los catalanes no
tenemos remedio porque al fin y al cabo las naciones están formadas por
personas.
¿No habíamos quedado en que no había “mayoría social” suficiente,
según Joan Tardà? Creo que hace poco el diputado de ERC incluso volvió a
repetirlo.
No lo admitió también la exconsejera Anna Simó (“la vía unilateral es
imposible") o el portavoz del partido, Sergi Sabrià (“el país no estaba
preparado").
Hasta Carme Forcadell, que dijo que la DUI había sido “simbólica” y de paso le paso el mochuelo a su sucesor, Roger Torrent.
Incluso los exiliados en Bruselas. Comín reconoció que la
independencia pedía “un trayecto más largo” y Clara Ponsatí admitió que
“no estábamos preparados”.
¿Entonces por qué vuelven a empezar? Están condenando a Junqueras,
Forn y los Jordis a una larga presión preventiva por “reiteración
delictiva”. De paso, Turull & Rull están jugando con fuego.
Es curioso: son más valientes los que están fuera de la prisión que dentro. Como el juez tome nota no dejará títere con cabeza.
Porque no hay peor error que no enmendar el error. Si quieres hacer
un órdago al Estado necesitas mucho más que menos de la mitad del censo
electoral.
En las elecciones del pasado 21 de diciembre votó JxCat, ERC i CUP el
47,5%. En el 2015 fue casi idéntica cifra: el 47,7%. El número de procesistas permanece encallado.
Sin embargo, lo más peligroso del acuerdo alcanzado por JxCat y
Esquerra es que el soberanismo se empeñe en hablar en nombre de todo el
pueblo.
Sólo empezar afirman que "no olvidaremos nunca toda la solidaridad del pueblo de Catalunya" a raíz de la acción policial el 1-0.
¿De todo el pueblo de Catalunya? Pero si Ciudadanos consiguió 1,1
millón de votos en las últimas elecciones, el PSC más de 600.000, los
Comunes 326.000 el PSC 185.000 del PPC.
Las cifras cantan: hay dos millones a favor de la independencia pero
2,2 en contra. Si siguen por este camino podemos acabar a ostias.
Quizá lo único que mueve JxCat y ERC es intentar precisamente un
nuevo choque de trenes -como si no hubiéramos tenido bastante con el
primero- bajo la conocida fórmula de acción-reacción-acción.
Que la represión del Estado -política, judicial o policial- sirva
para ensanchar una base social que sigue estancada a pesar de todos los
esfuerzos.
Personalmente, nunca he sido partidario del cuanto peor, mejor. Y si
quieren hacer la revolución tampoco oteo un Lenin en el horizonte.
Algunas que apuntaban maneras -o al menos camisetas- se han dado el
piro a Suiza. Por otra parte, meca del capitalismo y el secreto
bancario.
Santi Vila dijo durante la presentación de su libro que uno de los
riesgos de Catalunya era la "cronificación" del actual panorama
político. Que el conflicto se enquiste. En este caso, dio en el clavo.
Vamos en esta dirección.
Siempre he dicho que las revoluciones no las pueden hacer gente que
veranea en la Cerdanya o Cadaqués. Pero a este paso la revolución les
puede parecer por encima.
Parece mentira, pero la generación política surgido tras el vacío de
poder del 155 (Elsa Artadi, Eduard Pujol, etc) es todavía peor que la
anterior (Puigdemont & cia). Soy agnóstico, pero que Dios nos pille
confesados." (Xavier Rius, director de e-notícies, 08/03/18)
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