31/1/18

¿Soy favorable al derecho de autodeterminación? A diferencia de Carles Puigdemont que no lo es, y no lo es porque votó en contra de la autodeterminación de los saharauis, sí soy favorable a ese derecho… pero en determinados casos, como el del Sáhara

"(...) ¿Soy favorable al derecho de autodeterminación? A diferencia de Carles Puigdemont que no lo es, y no lo es porque votó en contra o se abstuvo cuando el Parlamento de Cataluña discutió una declaración a favor autodeterminación del pueblo saharaui (¡manda narices, que diría aquel!), yo sí soy favorable a ese derecho… pero en determinados casos, en determinadas circunstancias. Como, por ejemplo, las que ahora se dan en el Sahara o las que se dieron hace años en Angola o Mozambique. 

La extensión de ese derecho -que no sería tal de hecho, generaría un caos ilimitado y permanente- a todas las comunidades humanas, a todos los “pueblos” (noción fuertemente imprecisa donde las haya) de la Tierra, como algunos llegan a afirmar alegre y confiada mente, implicaría casi inexorablemente estallidos y conflictos por doquier que ni siquiera podemos imaginar nos.

 Un mundo en llamas, con sangrientos enfrentamientos, y para peor, para mucho peor. Nada emancipatorio, humanamente hablando, saldría de todo ello. Eso sí, mucho caos, muchos aprovechados, mucha limpieza étnica… y muchos negocios y nuevas recomposiciones de las clases dominantes. Los de abajo en la ruina, heridos, desesperados o muertos.

¿En qué circunstancias soy favorable a ese derecho, al tiempo que critico el uso de eufemismos -dret a decidir por ejemplo- que lo esconden por motivos político populistas (en el peor sentido del término) y publicísticos? Pues cuando se dan las situaciones políticas opresivas que todos tenemos en mente; lo apuntado y señalado tradicionalmente desde instancias jurídicas y políticas por la izquierda democrática y antifranquista por ejemplo.

 Es decir, cuando hablamos de colonias, de semicolonias, de opresión étnico-nacional, de explotación de territorios, de pobreza creciente, abonada y diseñada, de fuerte persecución cultural y lingüística, de graves discriminaciones, de marginación económica, de ataques por motivos religiosos o de raza, de menosprecio ofensivo… La lista puede alargarse.

¿Algunas de esas situaciones se dan en el caso catalán? Por mucho que queramos exagerar, por mucho que apelemos y reinventemos la historia (asunto en absoluto menor), es evidente que no. Ni colonia ni opresión ni persecución cultural ni negación de la autonomía política ni ataque a la lengua ni... Nada de eso.

 Cataluña, por supuesto también, no es, en contra de lo señalado por algunos líderes de ERC como Joan Tardà, un territorio anexionado por España en 1714 y de ahí el “España contra Cataluña (1714-2014)”. Otra de las falsedades de esa “narración histórica secesionista” que nos persigue y golpea día y noche, por tierra, mar, aire y TV3 y sistemas afines. 

En síntesis: la situación de los ciudadanos catalanes, yo soy uno de ellos, no tiene nada que ver, nada, con la que sufren los saharauis, los kurdos o los rohingyas birmanos (Les recomiendo, por cierto, este excelente artículo, todo lo suyo lo es, de Higinio Polo: “Maldición y éxodo de los rohingyas birmanos” http://www.elviejotopo.com/topoexpress/maldicion-y-exodo-de-los-rohingyas-birmanos/). 

Confundir A con Z conduce a eso: a confundir y liarla. El objetivo central del nacional-secesionismo catalán.

 Un matiz, para no ocultar mis posiciones. Incluso, dadas algunas de las situaciones señaladas en el punto anterior, la coyuntura marca y marca decisivamente. Es razonable no estar a favor del ejercicio de ese derecho en un momento determinado, aunque se esté a favor de l derecho, si el escenario más probable que puede abrirse tras su práctica es peor incluso que la situación que se intenta superar.

 “Queimada”, de Gillo Pontecorvo, también puede enseñar en esto. ¿Cuenta, debe contar, la racionalidad, la posición, los sentimientos de las clases trabajadoras afectadas y que no estén abducidas por la ideología de separación y distanciamiento de los pobres?  (...)"                (Salvador López Arnal , Rebelión, 27/01/18)

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