24/11/17

En España existe una fracción considerable de la población (alrededor de un 15% del censo), que es “jacobina“: gente que se identifica con la tradición de izquierdas, pero que es hostil al nacionalismo

"¿Se puede ser hostil al nacionalismo y, sin embargo, de izquierdas? ¿Son impostores los progresistas que se ponen la etiqueta de jacobinos? ¿Son la mayoría de los andaluces o extremeños nacionalistas españoles encubiertos? ¿Y los habitantes de Cornellá?

En España, se planteado históricamente el problema administrativo de la descentralización como uno vinculado al reconocimiento del pluralismo y las distintas identidades. Según esta visión, existen varias naciones, varias identidades, y es deseable que estas se acomoden y se respeten con niveles de descentralización cada vez más altos que, además, llevarían a una eficiencia cada vez mayor. 

Desde este ángulo, el conflicto tiene que ver, sobre todo, con la tolerancia y el pluralismo y, simétricamente, el conflicto con la intolerancia y el autoritarismo encubierto.

 ¿Qué podría llevar, si no, a alguien progresista a rechazar una idea que acomoda la tolerancia y la gestión eficiente del dinero público? Por eso a las personas que se han mostrado escépticas respecto a este problema se las ha etiquetado como conservadores, o con el “nacionalismo español“.  

(...) podemos pensar en el “nacionalismo español” como una adhesión light al mito del pacto político del 78, a los valores que representa, y cierta lealtad al estado central. Pero entonces, estamos hablando de una forma bastante moderna, y mucho más democrática e inclusiva de “nacionalismo”, que ha demostrado ser compatible con niveles muy altos de autogobierno y autonomía. (...)

Como ha explicado Alvarez Junco (un libro muy interesante), en España esta idea de nacionalismo queda más o menos hundida con la experiencia de la dictadura franquista. Y los intentos de construir una visión “liberal” del mito nacional, como el que existe en Francia por ejemplo, han tendido a encallar. Especialmente desde unas coordenadas ideológicas progresistas.

 ¿Qué hay de la situación actual? (...)

 Desde siempre, han existido visiones en la tradición marxista con diversas visiones plurales sobre la cuestión nacional. Desde la hostilidad de Rosa Luxemburgo, el instrumentalismo de Lenin, el jacobinismo de Leon Blum o Jean Jaurés, o el compatibilismo de Otto Bauer, hasta el revisionismo de varios  historiadores filomarxistas (I, y II), hay muchas posturas para elegir. Y diría que la mayoría no son entusiastas respecto a la narrativa nacionalista.

En España hay, además, muchas figuras de la izquierda -Josep Borrel, Paco Frutos, Alfonso Guerra, Ramón Jauregui, Alberto Garzón  ; casi cualquier político de izquierdas o derechas andaluz o extremeño- que se han desmarcado con más o menos fuerza del derecho a la autodeterminación. 

Exagerando un poco, esta asociación del eje “nacional” y el eje “izquierda-derecha” llevaría, analíticamente, a situar a Núria Gispert  como alguien relativamente progresista, y a los políticos antes mencionados como alguien relativamente conservadores- algo que se me antoja paradójico. 

Como explicaba Jorge Galindo hace poco, en España existe en efecto una fracción considerable de la la población (alrededor de un 15% del censo), que es “jacobina“: gente que se identifica con una tradición de izquierdas, pero que al mismo tiempo es hostil a la descentralización y al nacionalismo infraestatal.

Entiendo que existan incentivos políticas para presentar la hostilidad al nacionalismo regional como algo asociado a ideologías reaccionarias, pero creo que tomárselo en serio es algo que le hace un flaco favor a la realidad, la historia y, mucho peor, a la estadística. Si vamos a repensar el problema “nacional”, creo que la salud democrática sugeriría que todas las posiciones que tienen arraigo en la sociedad española estén representadas en el debate.

 Y para que el entendimiento sea posible, es importante partir de cierto reconocimiento de lo que motiva a las distintas partes, y no estigmatizarlas. El lector habrá probablemente detectado que yo, personalmente, soy simpatizante de esta posición llamada “jacobina

Como no solo no pienso en ella como una forma de nacionalismo “cultural”, sino que creo que mucha gente se encuentra en una situación similar, tengo interés en que esté representada y articulada en el debate público."               (Luis Abenza, Politikon, 22/11/17)

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