"A menos de dos meses de que se cumpla un nuevo aniversario del denominado “Pacto de Santoña”, el histórico dirigente del PNV Iñaki Anasagasti
y el historiador Koldo San Sebastián han lanzado un libro dirigido a
contrarrestar las críticas de quienes definen aquel hecho como una
traición a la Segunda República.
Bajo el título El otro pacto de Santoña
(Ed. Catarata), sus autores dedican 224 páginas a narrar minuciosamente
este episodio, basándose en distintos documentos y testimonios.
“La historiografía dominante asumió el carácter de traición intrínseco a la rendición, por el simple hecho de que fue un acuerdo alcanzado sin mediación del gobierno republicano,
refugiado en Valencia.
No hay más Pacto de Santoña que aquel, pero era
preciso contar los acontecimientos desde otra perspectiva”, puede leerse
en la sinopsis de la obra, donde se destaca que aquella capitulación
“alcanza una complejidad mayor de lo que hasta ahora hemos podido
conocer”. (...)
Los hechos se remontan al 24 de agosto de 1937 en Guriezo, una
pequeña localidad próxima a Santoña. Los gudaris vascos se rindieron
allí ante los fascistas italianos, lo que supuso la caída definitiva del
Frente Norte. Muchos historiadores –a la izquierda y a la derecha- han
utilizado en innumerables trabajos la palabra “traición” para definir
aquel pacto, que ni siquiera fue firmado y que fue incumplido por el
bando franquista, lo que se tradujo en fusilamientos y penas de cárcel. (...)
"Sí, fue una traición"
Ese punto es uno de los pocos en los que el veterano dirigente nacionalista y el periodista asturiano Xuan Cándano están de acuerdo. “El PNV tiene derecho a mostrar su versión del pacto, pero se trata de una versión interesada, que responde a los intereses históricos de ese partido para salvaguardar la memoria en lo que concierne al papel de los nacionalistas en aquella época”, reflexiona Cándano, quien en 2006 publicó El Pacto de Santoña. La rendición del nacionalismo vasco al fascismo (La Esfera de los Libros).
Tras
leer el libro de Anasagasti y San Sebastián, el autor asturiano ha
llegado a la conclusión de que “se trata de una respuesta” a su trabajo.
“Es cierto que la Segunda República fue traicionada hasta por los
suyos, pero eso no puede ocultar que hubo una negociación a espaldas del gobierno
y del ejército republicano”, afirma.
En ese contexto, Cándamo recuerda
que “el Euzko Gudarostea (Ejército Vasco) funcionaba con autonomía
absoluta, al margen del ejército republicano”, por lo que resulta
“absolutamente incontrovertible que hubo una negociación entre los
nacionalistas vascos a través del Padre (Alberto) Onaindia en el sur de
Francia con los italianos, para dejar las armas cuando cayese el
territorio vasco, que fue exactamente lo que ocurrió”. “En ese sentido, sí se puede hablar de una traición”, subraya.
Del mismo modo, el periodista asturiano considera de justicia “reconocer al PNV que no abandonó a los suyos”.
Cita concretamente a Juan de Ajuriaguerra, presidente de esa formación
en el exilio, quien “viajó desde Francia hasta Cantabria para ponerse al
frente con los italianos, arriesgando su propia vida”.
"Entregaron a otros"
El investigador e historiador libertario José Ignacio Orejas también
cree que Santoña encarnó una traición. “Fue un pacto que empezó a
trabajarse mucho antes, desde una perspectiva nacionalista, como si el
Gobierno Vasco fuese un ente independiente: querían negociar con otro estado,
que fue el fascista italiano”, describe.
En esa línea, Orejas (quien
recientemente publicó junto a Miguel Iñiguez las memorias del histórico
militante anarcosindicalista Félix Padín) se muestra muy crítico con
aquellos dirigentes peneuvistas que promovieron la rendición. “No es que
ellos se entregaran, sino que de paso entregaron a batallones
comunistas, socialistas y anarquistas”, afirmó.
Del mismo modo, el historiador rechaza tajantemente que CNT apoyara aquel acuerdo, tal como han señalado los autores de El otro Pacto de Santoña
en algunas entrevistas. “Pudieron embaucar a algún capitán de algún
batallón, pero de ahí a que toda la organización estuviera a favor, ni
hablar”, remarcó Orejas. Ochenta años después, la batalla por el relato continúa." (Danilo Albin, público, 09/06/17)
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