"Hasta la fecha, lo peor que se decía en los ambientes nacionalistas
de Cataluña sobre España era que nos robaba. Muchos de sus dirigentes
se dieron cuenta de la inconveniencia de esa frase e incluso negaron
haberla pronunciado jamás, aunque era visible y localizable en
publicidades electorales de Convergència Democràtica de Catalunya (CDC).
Cuando las bases sociológicas del independentismo apreciaron que sí, que era cierto, que los españoles Jordi Pujol, Fèlix Millet, los del 3%, los del caso Adigsa, los de la sanidad catalana y el montaje del caso Innova,
entre otros, les robaban de veras, el término fue perdiendo pujanza
como arma arrojadiza.
Se hicieron algunos cálculos sobre balanzas
fiscales y se descubrieron que los números no eran tal y como se
presentaban de forma interesada por los economistas de la derecha
nacionalista. Si había robo, no era un expolio fiscal, sino un estado de
sistemática corrupción que se había instalado alrededor de una
administración autonómica de nueva planta como es la Generalitat de
Cataluña.
La novedad léxica sobre las relaciones Barcelona-Madrid la puso ayer
la portavoz del Gobierno catalán y consejera de la Generalitat, Neus Munté. Al referirse a los problemas con los controles de pasaportes en el aeropuerto de Barcelona-El Prat se le escapó un "España nos sabotea".
Vamos, que el PP que gobierna en Madrid se ha inventado las enormes
colas de los pasajeros en el trámite aduanero para dar por saco, a falta
de otras putadas mejores se entiende, a los sufridos y saqueados
catalanes.
Si no fuera porque, como ha denunciado este medio, el Ejecutivo
español es malo y lento de solemnidad resolviendo problemas (el tempo de
Mariano Rajoy se ha apoderado ya de todos sus
ministros) y que el mismo problema que existe en El Prat se reproduce de
igual manera en el aeropuerto de Barajas (Madrid), algún
bienintencionado catalán podría creerse lo de saboteo ex profeso.
Negarlo es una pérdida de tiempo ante la hegemonía del discurso
nacionalista y su control de los medios públicos y subvencionados. Sólo
nos queda usar la ironía fina para recordar que, por esa misma regla de
tres, los catalanes que hacen cola en las urgencias de los hospitales
también son objeto de un sabotaje; aquellos que llevan a sus hijos a
barracones escolares están en la misma tesitura; los barceloneses que
sufren el turismo y la congestión de las infraestructuras y el
transporte público son víctimas de una extraña conjura y así hasta el
infinito.
Que España sea la responsable de todos nuestros males empieza a
resultar incluso divertido (y genera un discurso que puede girarse a
futuro como un bumerán), pero no podemos negar que se hace excesivo en
su reiteración. Que no nos toque la lotería puede ser culpa de Madrid,
es cierto, pero, hay que joderse con la falta de imaginación
nacionalista. ¿Cataluña y sus dirigentes políticos son acaso
responsables de algo de lo que sucede en el territorio y les acontece a
sus ciudadanos?" (Xavier Salvador, Crónica Global, 17/05/17)
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