"(...) La izquierda es un fracaso absoluto. Lo que queda de los comunistas,
más el PSC, han vivido siempre con un síndrome de Estocolmo de "no ser prou catalans i que per tant no tenim dret a guanyar",
que es lo que han interiorizado toda la vida.
Al final, el eje social
se lo han pasado por el arco de triunfo para caer en este papel de
secuaces del buen burgués nacionalista. Esta famosa revolución de la que
hablan es, en todo caso, una revolución burguesa.
Yo no veo un obrero
en las manifestaciones de la señora Casals, lo que veo son buenos
burgueses de los que comen seis veces al día y que consideran que deben
comer ocho. Cuya actitud me recuerda mucho a los del Berlín Occidental
cuando cayó el muro y se quejaban de que los 'uñas negras' del Este
entraban en sus barrios y se llevaban todos los yogures del supermercado
y cuando llegaban los señoritos estaba todo vacío.
Veo que el
patriotismo va muy bien para disimular la insolidaridad, el egoísmo y la
hijoputez. Una vez me llamó Mascarell ofendido por un artículo mío,
para decirme que no había dinero para el Museo del Cómic, y le dije que
no lo había porque se lo gastaban todo en 'collonades nacionalistes'.
Y se me enfadó y no nos hemos vuelto a dirigir la palabra. Pero es que
lo creo sinceramente. Para empezar, cómo te atreves a poner de consejero
de Salud a un tipo que era el portavoz de las mutuas.
Boi Ruiz...
Esto ya es reírse del votante en sus narices. Lo que
piensa cualquiera con dos dedos de frente es que ha habido dinero de
las mutuas en la campaña de Convergència que permitió a Mas ganar.
No
puedes poner al frente de la Sanidad pública a alguien cuya misión
parece ser cargarse la Sanidad pública y conseguir que cada catalán "estigui pagant una mutua, que és allò que dóna calerons".
O privatizar zonas del Clínico o de otros hospitales.
Que la sanidad
pública la lleve un tipo que cree en la sanidad privada o, en todo caso,
en una sanidad de dos velocidades, la de quien puede pagar y la del
desgraciado que tiene que apañarse con la Seguridad Social. Y eso se ha
tolerado porque se ve que cerrar camas de hospitales da igual, lo
importante es la patria, la bandera, el desfile y la kermesse.
Y
así llevamos, sobre todo, dos años. Yo escribí 'El manicomio catalán'
porque hasta entonces había sido un ruido de fondo molesto, pero de
repente ese ruido ya no me dejaba ni respirar. Los dos libros son de
autodefensa. (...)" (Entreviata a Ramón de España, Sergio Fidalgo, Crónica global, Lunes, 17 de noviembre de 2014)
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