"(...) La otra España y el patriotismo popular
Frente a este patriotismo de las
derechas ha existido siempre otra visión de España y de la Patria, la
cual identifica Patria con la gente normal y corriente, y patriotismo
con la defensa de sus intereses. Desde esta perspectiva, patriotismo era
y es el sentido de pertenencia a un colectivo que a través del
ejercicio de su soberanía configura y desarrolla su propia identidad.
Patriotismo popular es, pues, a diferencia del patriotismo elitista, el
garantizar y expandir la calidad de vida de la población, constituida en
los diferentes pueblos y naciones existentes en España (respetar esta
diversidad no es lo mismo, como maliciosamente presentar los
sostenedores del patriotismo de derechas, conseguir privilegios
especiales).
En esta visión, un acto patriótico es,
por ejemplo, establecer programas universales de atención sanitaria a la
población, o garantizar la buena educación a toda la infancia,
adolescencia, adultos y personas de edad avanzada, o ayudar a las
familias en su desarrollo, o asegurar una jubilación digna a todos los
ciudadanos cuando, por razones de edad o de lo que fuera, una persona se
retira de su trabajo, o facilitar que todo ciudadano tenga un trabajo
satisfactorio y bien remunerado, y así una larga lista de compromisos e
intervenciones que ayudan a crear una conciencia de identidad,
pertenencia y solidaridad.
Esta visión surge de una concepción del poder
derivada de la soberanía popular y entra en conflicto con la otra
visión casi mística del concepto de Patria, en la que esta es
identificada con los intereses particulares de los grupos económicos,
financieros, políticos, corporativos y mediáticos dominantes.
La visión popular de la Patria y el
patriotismo se construye siendo parte integrante de la formación de la
colectividad, en contraposición con el concepto elitista de Patria de
las derechas, que la identifican con símbolos, narrativas e
instituciones que se equiparan con las estructuras del poder.
Es un
síntoma saludable que esta visión popular, profundamente democrática,
que había caracterizado la visión de España del patriotismo de las
izquierdas, sea recuperada ahora por los herederos del 15-M,
contraponiéndola a la visión elitista de derechas que domina en los
establishments políticos y mediáticos del país.
El 15-M era una denuncia
del sistema democrático español precisamente por su falta de democracia
(“no nos representan”) como consecuencia del maridaje entre el poder
financiero y económico por un lado, y el poder político y mediático por
el otro. Sus eslóganes hablaban claro. “Esta España no es nuestra
España”, y llevaban razón. (...)
Hoy los deseos de justicia social (con
la exigencia de un cambio y reversión de las nefastas políticas de
austeridad) y de democracia van de la mano en esta redefinición de
España.
El limitado compromiso de las derechas con la soberanía popular
Esta defensa de los intereses de la
mayoría (y no solo de la minoría) de la población exige una concepción
más popular y extensa del patriotismo, homologándola al concepto de
soberanía popular. La falta de sensibilidad hacia esta soberanía popular
es lo que ha ocurrido en dos sentidos.
Uno es el claro abandono de la
soberanía en el apoyo por parte del PP, Ciudadanos y CDC a los tratados
de libre comercio, como el TTIP (que favorecen predominantemente a los
grupos financieros y empresariales, representados por las derechas, pero
perjudican a la mayoría de la población).
Anteponer los intereses
minoritarios sobre los mayoritarios es un ejemplo claro de falta de
patriotismo, imposibilitando el ejercicio de la soberanía popular, al
trasladar las decisiones a niveles supranacionales, lejanos e
indiferentes a tal soberanía.
Y otro ejemplo de la violación de los
derechos de decisión y soberanía popular es también la práctica de las
derechas (PP, Ciudadanos y Convergència) de mostrar una gran docilidad
hacia el gobierno alemán (representante del capital financiero alemán) y
sus políticas neoliberales, y ello para beneficio del capital
financiero y la gran patronal españoles, que se benefician de las
políticas impuestas por aquel gobierno y por el español, que representan
los mismos intereses dentro de la Eurozona. Y ahí está el quid de la
cuestión. (...)"
(Artículo publicado por Vicenç Navarro en la columna “Pensamiento Crítico” en el diario PÚBLICO, 14 de junio de 2016, en vnavarro.org, 14/06/16)
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