"(...) En
Catalunya, la desafortunada prohibición ha puesto en marcha el poderoso
aparato mediático y propagandístico nacionalista y ha incendiado las
redes sociales. Como analizó Hannah Arendt, una de las características
de los movimientos nacionalistas radica precisamente en la “movilización
permanente” de sus bases sociales.
De este modo, la medida adoptada por
Concepción Dancausa ofrece un excelente pretexto para poner en marcha
el citado mecanismo. El leitmotiv de la campaña es amalgamar el PP, con
el Estado español y a ambos con España. Se trataría de un Estado y un
país que no respetan un principio básico de los sistemas democráticos
como la libertad de expresión por lo que lo mejor es abandonarlo y
proclamar la independencia.
La decisión del juez Torres, vertida en un auto de nueve páginas,
cuestiona este argumentario con una resolución judicial impecablemente
democrática. En efecto, el magistrado argumenta que la prohibición de la
delegada del gobierno en Madrid, sostenida por la fiscalía, supone una
limitación a un derecho fundamental como la libertad de expresión que
sólo puede restringirse en circunstancias excepcionales y con una sólida
motivación. (...)
Desde
la eclosión del movimiento soberanista en 2011, tras la sentencia del
Tribunal Constitucional sobre el Estatut, la estelada ha ido
substituyendo a la senyera como la bandera del movimiento
catalanista. Una sustitución que indica, en el terreno iconográfico y
simbólico, el pasaje del autonomismo al independentismo del nacionalismo
catalán.
Además, desde entonces, muchos ciudadanos de ideología
independentista han colgado en sus balcones la estelada como una muestra
de su apoyo a la secesión, cosa que no ocurría con la senyera
que sólo se exhibía en días señalados como Sant Jordi o con motivo de la
Diada Nacional del Onze de Setembre. Se trata no sólo de manifestar la
adhesión a la causa secesionista, sino la voluntad de mantenerla hasta
que no se consiga el objetivo del Estado propio.
Un comportamiento que
permite visualizar el apoyo a la independencia en los municipios y
barrios del país. Así, en las localidades de la Catalunya interior y en
los distritos habitados por las clases medias y altas proliferan las
esteladas, mientras que los barrios y municipios del Área Metropolitana
de Barcelona apenas pueden verse.
Si esto sucede en el espacio privado de los domicilios particulares,
los estadios de fútbol, particularmente el del Barça, se ha convertido
en el lugar por excelencia para mostrar públicamente la estelada como
expresión de la voluntad de construir un Estado independiente y como
caja de resonancia mediática. El Futbol Club Barcelona tiene un papel específico en el imaginario del nacionalismo catalán. (...)
Por otro lado, el Barça ha ejercido simbólicamente el papel de selección nacional catalana que la ausencia de Estado impedía poseer. Como ha tematizado Eric Hobsbawm los deportes están profundamente vinculados a la expresión de los sentimientos nacionalistas al proporcionar un “mecanismo para unir a personas de categoría social equivalente que, de no ser por ella, carecían de vínculos sociales o económicos orgánicos”.
Tanto el deporte de masas como el de clase media combinaban la invención de tradiciones políticas y sociales proporcionando un “medio para la identificación nacional y la comunidad ficticia”. Vínculos que unen a todos los habitantes: masificados espontánea o comercialmente y expresados en competencias internacionales donde los equipos representan a las naciones en lucha simbólica contra las otras naciones.
El papel del Barça en el nacionalismo catalán resulta un ejemplo de manual de las tesis del historiador británico.
El huracán mediático sobre la prohibición de las esteladas coincidió con la noticia de que, según el Ayuntamiento de Barcelona, casi 3.000 personas no tienen vivienda, un tercio de las cuales duerme en la calle y el resto en equipamientos municipales o de otras entidades. (...)
Toda una demostración de cómo funcionan las cosas en este país, donde las pasiones nacionalitarias sirven, a menudo, para esconder los graves problemas sociales que le atenazan.
Efectos colaterales
La resolución del episodio de las esteladas cuestiona el argumentario de los independentistas al demostrar que en España existen mecanismos democráticos para detener las decisiones arbitrarias del gobierno del PP que afectan a derechos fundamentales.
En su fuero interno, esta resolución no habrá sido valorada positivamente por muchos nacionalistas catalanes que hubieran preferido un auto judicial que avalara la prohibición, lo cual habría apuntalado sus tesis sobre la naturaleza antidemocrática del Estado español. (...)" (Antonio Santamaría, El viejo Topo, 22/05/16)
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