11/4/16

A los charnegos del área metropolitana de Barcelona les echan a Rufián para ver si cuela la independencia

"Parece que la opinión pública española ha descubierto al diputado de ERC Gabriel Rufián durante el último debate de investidura en el Congreso.  (...)

En su intervención en el pasado (y fallido) debate de investidura del socialista Pedro Sánchez, Gabriel Rufián explicó que es hijo y nieto de andaluces, y afirmó “soy lo que ustedes llaman charnego y soy independentista. He aquí su derrota y he aquí nuestra victoria”.

 Yo mismo, charnego también, hubiera suscrito casi todo el discurso del diputado de ERC, si bien no me considero independentista. Pero eso es otra cuestión. Lo importante es saber si verdaderamente Rufián puede erigirse en representante oficioso de los charnegos. Un dato a tener en cuenta: se calcula que aproximadamente la mitad de la población catalana tiene un progenitor nacido fuera de Cataluña. 

En el caso de los catalanes de origen andaluz, como lo es un servidor, conviene recordar que en los años cincuenta y sesenta llegaron a Cataluña aproximadamente unos 800.000 andaluces. Vaya por delante que hablar de “los charnegos” como si éstos representasen un grupo homogéneo es un inmenso error. Ni todos piensan igual, ni viven en los mismos barrios, ni votan lo mismo. Que quede bien claro.

Pero hablaremos el estereotipo del charnego que habla castellano habitualmente, que se siente español y catalán, que vive en un barrio de la periferia del área metropolitana de Barcelona, y que sus padres o abuelos emigraron a Cataluña desde otras zonas de España en los años cincuenta y sesenta. (...)

Se trata de algo que las entidades independentistas supieron ver hace tiempo: o sumamos a los charnegos al “Procés”, o no hay nada que hacer. Por eso se creó por ejemplo una asociación de independentistas castellanohablantes (Súmate), con la intención de que el independentismo pudiera llegar con más facilidad a los barrios del antaño llamado “Cinturón rojo”.

 Algunos de sus miembros incluso ocuparon lugares destacados en las listas de Junts pel Sí (Antonio Baños encabezó la lista de la CUP) en las elecciones catalanas del 27 de septiembre y hoy son diputados. Rufián es un ejemplo más. 

Como bien saben algunos ideólogos del independentismo, el apoyo a la independencia hoy en día no es suficiente y hace falta sumar a más gente. Sobre todo gente con una identidad española y catalana compartida. Porque no lo olvidemos: la identidad cuenta (y mucho) en las demandas de independencia.  (...)

El caso de Rufián también lo podríamos calificar como curioso. Hasta no hace demasiado, desde determinados sectores independentistas (por suerte no mayoritarios) se criticaba airadamente que líderes políticos catalanes utilizaran el castellano para expresarse públicamente. 

Pero Rufián, pese a hablar un catalán perfecto, utiliza normalmente la lengua de Cervantes en sus intervenciones sin recibir la reprobación de nadie, mucho menos de sus correligionarios. No quiero ni pensar qué hubiera pasado si el PSC o En Comú Podem hubieran presentado un cabeza de lista que hablase la mayoría de veces en castellano. 

Recordemos si no cómo se ridiculizaba a Montilla cuando cometía algún gazapo al hablar catalán. Resulta saludable recordar de vez en cuando que un charnego fue presidente de la Generalitat (con el apoyo de ERC) no hace tanto tiempo, y conviene no olvidar los ataques que recibió por haber nacido en Andalucía. Recordemos a la ex primera dama Marta Ferrusola criticándole por llamarse José y no Josep,  (...)

 Seguramente la manera de pensar de Rufián no es la más extendida entre los charnegos, pero también es cierto que en los últimos años cada vez hay más personas que han dado el paso que dio el diputado de ERC en su día: reclamar la independencia para Cataluña.

 La intención que hay detrás de la fundación de Súmate o la designación de Rufián como cabeza de lista es clara: crear la idea de que también los charnegos se han vuelto independentistas. Y eso quizá se lo puedan creer quienes no pisan nunca los barrios de la periferia del área metropolitana de Barcelona, pero quienes hemos nacido y seguimos viviendo en ellos sabemos que la realidad es muy distinta. 

Y las principales cabezas pensantes del independentismo también lo saben. Saben que hay muy pocas esteladas en los balcones de San Ildefonso o Bellvitge, por citar solamente dos barrios emblemáticos de Cornellà y L’Hospitalet, y saben que en esos barrios la gente, que se expresa mayoritariamente en castellano y se siente normalmente catalana y española, aún no ha optado de forma mayoritaria por los partidos independentistas.  (...)

¿Y qué nos dicen los datos? En primer lugar, que el factor “lengua” es determinante. Según De Moragas, Galindo y Vidal, “una persona que su primera lengua fue castellano, tendrá menos probabilidades de ser independentista en comparación a alguien quien su primera lengua fueron ambas catalán y castellano indistintamente”.

 Berba Barbet y Edgar Rovira, de Cercle Gerrymandering, explican que “si nos fijamos en la lengua habitual vemos como entre los castellanohablantes el rechazo a la independencia es mayoritario tanto si son nacidos en Cataluña (50,8% en contra) como si son nacidos fuera (65,2% en contra). (...)

Otro factor determinante es la “identidad”. Como explican también en Cercle Gerrymandering, “el crecimiento del independentismo se ha dado casi de forma exclusiva entre aquellos para quienes la identidad catalana predomina sobre la española.  (...)

Por lo que respecta al lugar de origen, los citados Berba Barbet y Edgar Rovira explican que “un 57,5% de los nacidos fuera de Cataluña votaría contra la independencia. Solamente un 18,4% de aquellos con los dos padres nacidos fuera de Cataluña votarían a favor, mientras un 53,9% votaría en contra.  (...)

Ahora atenderemos al barrio de residencia. Las elecciones catalanas del 27 de septiembre, que la mayoría del electorado leyó en clave plebiscitaria, sirvieron para demostrar que en los barrios del llamado “Cinturón rojo” la gente votó mayoritariamente a partidos que no defendían la independencia (hay que tener en cuenta que muchas personas incluso votaron a Ciutadans, además de las opciones de izquierdas habituales). 

En las elecciones generales del 20 de diciembre, la opción que triunfó en estos barrios fue En Comú Podem, que no defiende precisamente la “hoja de ruta” de Junts pel Sí y la CUP, pero que sí aboga decididamente por la convocatoria de un referéndum vinculante en Cataluña.

 Sergi Picazo explicaba en diciembre de 2014 (un mes después del llamado “proceso participativo del 9 de noviembre”), que “el nivel de no, sí-no y de indecisos es muy elevado en barrios obreros y castellanohablantes del área metropolitana de Barcelona tal y como demostraron los mapas de participación del 9-N (…). 

Un no-sitio, parafraseando a Marc Augé, para el nacionalismo catalán. Aquí la mayoría habla castellano -aunque a menudo habla catalán a los hijos-, los padres nacieron fuera y muchos tienen un conflicto a la hora de elegir si son únicamente españoles o catalanes. No es sencillo”.  (...)"              (Miguel Guillém Burguillos, Público, 15/03/16)

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