10/2/16

La democracia es la profundización de los derechos de participación de sus ciudadanos, no añadiendo nuevos aparatos estatales a medida de elites locales caciquiles

"El mundo hoy no es un espacio de ciudadanía, como la ciudad griega. El estado-nación es el único lugar de democracia, de derechos individuales y de cierto control del poder. El nuestro tiene un nombre, se llama España. 

Fuera lo que hay es un derecho internacional basado en relaciones de poder entre potencias, una globalización descontrolada de paraísos fiscales y una Unión Europea que sigue en pañales. ¡Así que, por favor, hablen de España!

Los estados modernos más que espacios identitarios son lugar de residencia de la democracia; basta ver para ello cómo la declaración de independencia de EEUU es una declaración de libertad, Francia no se entiende sin la Marsellesa ni el Reino Unido sin el parlamentarismo. 

En España esta asociación entre democracia y estado-nación tiene menor intensidad, ya que desde la Constitución de 1812 todo se nos ha ido en un vaivén de regímenes autoritarios y constituciones liberales y conservadoras: es “el laberinto español”. Un problema que, en un periodo de crisis económica, aflora hoy en Cataluña y en el País Vasco en la forma de “nacionalismos identitarios” envueltos en papel de celofán “democrático”: el derecho a decidir. 

Los jóvenes catalanes y vascos están encantados con ese regalo porque se les ha convencido de que no es factible en España una democracia tan avanzada como la que se podrían construir en Cataluña o tan autentica como la que los independentistas vascos sueñan.

Pero la democracia española nacida en 1812, y renacida gracias a la lucha de la generación del 78, solo puede superar este desafío mediante la profundización de los derechos de participación de sus ciudadanos, no añadiendo nuevos aparatos estatales a medida de elites locales, que solo quieren el derecho a decidir para ellas mismas. 

No se seduce a la gente -como dice Iglesias- con más estados sino con más derechos para todos. Las naciones conviven y cooperan o se enfrentan y compiten ferozmente entre ellas. No votan y forman luego un cuerpo democrático mundial. La ONU es por ahora un espejismo. La gente solo decide hoy de verdad en los estados-nación democráticos.  (...)"

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