"Afirmaba Rosa Luxemburgo que "la socialdemocracia es el partido de
clase del proletariado. Su objeto histórico es expresar los intereses de
clase del proletariado.
Por lo tanto está llamado a realizar no el
derecho de las naciones a la autodeterminación, sino solamente el
derecho de la clase trabajadora explotada y oprimida a la
autodeterminación. Es desde esta posición en la que la socialdemocracia
debe analizar todas las cuestiones políticas".
No era nada baladí esta afirmación de la socialista polaca, ya que
desde sus inicios el principal enemigo del socialismo ha sido el
nacionalismo; mientras que otras ideas y cuestiones unían, el virus
nacionalista ha provocado siempre rupturas y discusiones en el seno de
los partidos socialistas, que sólo han llevado a divisiones y fracturas
en el seno de la organización. (...)
A día de hoy, tanto en España como en Cataluña, estamos viendo cómo
el virus nacionalista sigue marcando la agenda de la izquierda y, cómo
no, provocando discusiones y rupturas fratricidas y estériles.
En el
caso catalán, quizás el más paradigmático, siempre ha sido un peligro
latente, algo así como la peste negra medieval, que aparecía y
desaparecía. Desde tiempo inmemorial afectaba a organizaciones como el
PSC y el PSUC, que hablaban de dos almas en el partido, lo que ha
llevado al final a escisiones y a pérdidas electorales; pero es que
incluso en un movimiento anticapitalista y antisistema como la CUP, el
virus se ha extendido llevando a que por el tema nacional hubiera quien
estaba dispuesto a votar a Artur Mas, pasando por encima de las
cuestiones sociales. Al final, enfrentamiento y rupturas también en la
CUP.
En España, las líneas rojas se establecen no por temas sociales, sino
por el tema nacional, unos con el derecho a decidir (invento burgués)
de los catalanes y otros por la defensa de la unidad de España, pero de
temas sociales ni hablamos. (...)
Para finalizar citaré a Oskar Lafontaine, quien en el Congreso del
SPD del año 1990 en Berlín dijo: "En las postrimerías del siglo XX la
idea de un Estado nacional ya no puede constituir la base de una
política de futuro. Hoy se requiere más bien una política que enlace con
la tradición del internacionalismo socialista, y que subordine la
cuestión nacional a las cuestiones sociales y ecológicas".
Estamos ya en el siglo XXI, y no es que estemos igual, estamos peor.
El virus nacionalista, con su cohorte de procesiones y de flagelantes,
ocupa toda la agenda política de las formaciones de izquierda por encima
de las cuestiones sociales, lo que a la larga significará la victoria
de la derecha del PP en España y de la derecha de Ciudadanos en
Cataluña.
Es lo que pasa cuando la izquierda pierde de vista su sujeto
histórico, como decía Rosa Luxemburgo. Proletarios del mundo uníos o no." (José Miguel Villarroya , Crónica Global, 14/01/16 )
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