"(...) La rutilante sonrisa de Antonio Baños, que ya ha conquistado un renglón
en los futuros manuales de Historia, sugiere que la excitación del corto
plazo no le deja espacio para la meditación.
Más le vale que sus
votantes experimenten un proceso semejante, porque no hablo de la
desconexión con España, ni de la república catalana, ni de su
independencia, sino de la estrepitosa incoherencia ideológica de una
actuación que ha superado con creces la inconcebible trayectoria de ERC,
que a su vez pulverizó el récord de comuniones con ruedas de molino que
estaba en manos de Convergència.
La CUP busca un candidato de consenso,
limpio de cualquier sombra de corrupción e inocente de los recortes.
Parecen dispuestos a aceptar cualquier nombre que no sea el de Mas
aunque provenga de su mismo partido, como si el 3% y los recortes de las
últimas legislaturas hubieran sido una diabólica iniciativa personal
del president, que se habría corrompido y habría recortado los
servicios públicos en secreto, sin contárselo a nadie, mientras
financiaba ilegalmente a CDC por ¿altruismo?
De entrada, estaríamos ante
un disparate que convierte el caso Bárcenas, aquel despido en
diferido que trababa la lengua de Cospedal, en un juego de niños, pero
se trata de algo más grave.
Estamos ante un caso práctico de degradación
de la política al que la condición de partido antisistema de la CUP
otorga una relevancia nunca vista hasta ahora. Quienes propugnaban que
la izquierda y la derecha ya han dejado de existir jamás habrían podido
soñar con un regalo semejante." (
Almudena Grandes
, El País, 16 NOV 2015)
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