"Los colegios de jesuitas de Cataluña, en los que estudian más de 13.000 alumnos, han comenzado a implantar un nuevo modelo de enseñanza que ha eliminado asignaturas, exámenes y horarios.
La cosa puede acabar bien o mal: es cierto que el sistema actual no
suele sacar lo mejor de los alumnos, el esfuerzo y el compañerismo está
poco valorado y muchos se quedan en el camino por culpa de una
excelencia desconectada de la realidad. Pero lo de los jesuitas suena a
falansterio educativo. Veremos qué pasa.
Pero hay algo claramente positivo: las clases (ahora les llaman “proyectos”) “se realizan un 33 % en catalán, un 33 % en castellano y un 33 % en inglés”. Es decir: adéu immersió lingüística.
Dicen que la consejera de Enseñanza, Rigau, lo ha aceptado a regañadientes. Algunos en la Generalitat no saben dónde meterse.
Estaba cantado. Los únicos padres que quieren el ahogo lingüístico para
sus hijos son los extremadamente ideologizados o los ahijados de la
Forcadell.
El mismo Artur Mas escogió para sus hijos un colegio cuatrilingüe. La inmersión es un aparato ideológico que no funciona, impide el progreso académico y viola los derechos de padres y alumnos. Es un atraso que además no quiere nadie. " (Dolça catalunya, 17/03/2015)
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