"Jean Améry no superó el síndrome de Auschwitz y en 1978 se suicidó en
Salzburgo. Unos años antes, en la década de los cincuenta, realizó un
viaje por la República Federal Alemana y sus reflexiones las recogió en
‘Años de andanzas nada magistrales’, donde señala que «a los alemanes no
les estaba permitido mirar hacia atrás, sólo les quedaba la prisa sin
descanso.
Saltando habían pasado ya no sólo por encima de su horrendo
pasado inmediato sino también por encima de la negación de éste
personificada en los exiliados». (...)
Por lo que a nosotros respecta, cabe señalar con S. Licht y M. Kaldor
que desde hace años la sociedad vasca se encuentra sometida a un
proyecto de nacionalización que excluye a determinados segmentos de la
población y deseca la práctica cívica. Se trata de un proyecto que se
legitima en la incompatibilidad e irreductibilidad de las culturas, pues
como dice Martín Alonso, «lo que importa no es la existencia de
diferencias sino la voluntad de diferenciar».
La nacionalización de la
sociedad significa que la identidad reposa en la no-identidad: «Ni
españoles ni franceses, somos vascos». Es decir, como acertadamente
señala Reyes Mate, «la identidad se construye excluyendo personas sin
las cuales los excluyentes no serían lo que dicen ser». Desde esta
perspectiva, la historia se basa en una idea de progreso que tiene un
happy end: la liberación del pueblo.
Los presos de ETA no se encuentran
presos por asesinar a personas inocentes sino porque lucharon por la
libertad política y social de nuestro pueblo (Documento del 28-12-13) y
el diputado general de Bizkaia, José Luis Bilbao, se afilió al PNV por
la liberación de Euzkadi. De ese modo quedaron constituidos el bando de
los nacionalistas libertadores y el de los opresores: PP, PSE, Guardia
Civil, etcétera.
Estas visiones de la historia que construyen un enemigo a sacrificar
en el altar de la patria Walter Benjamin las relacionaba con el
fascismo, ya que la producción de víctimas se vuelve inevitable y se
naturaliza la historia de sufrimiento. Para el vencedor el pasado es tan
sólo lo que fue, sus hechos son inertes y se encuentra clausurado. (...)
Las víctimas que hoy recorren nuestros pueblos observan con desolación
la argumentación negacionista que establece equivalencias morales, funde
en una amalgama distintos tipos de violencia y disuelve en un conflicto
las responsabilidades. Las víctimas observan la incapacidad de duelo y
las prisas por dejar atrás el pasado. De ahí que sea necesario, como
decía Benjamin, «cepillar la historia a contrapelo» y adoptar una
perspectiva que incluya lo que pudo ser y se malogró».
El pasado, dice
el benjaminiano Reyes Mate, «es más de lo que fue, es lo todavía no
descubierto y que aún puede llegar a ser». Por ello, las víctimas
guardan un mensaje que trastoca el presente. La nacionalización
obligatoria de EH Bildu oblitera las víctimas pues tiene prisa por
homogeneizar aún más la sociedad y la asimilatoria del PNV las
instrumentaliza pues no puede aceptar plenamente su contenido de verdad.
Es contradictorio hablar de paz y convivencia y dar por decidido un
nuevo estatus político sin hacer previamente una revisión del pasado que
problematiza el presente. Tomar las víctimas en serio supone frenar
todo proceso de nacionalización que fractura la convivencia y las
humilla aún más.
Las víctimas que hoy recorren nuestros pueblos observan con desolación
la argumentación negacionista que establece equivalencias morales, funde
en una amalgama distintos tipos de violencia y disuelve en un conflicto
las responsabilidades. Las víctimas observan la incapacidad de duelo y
las prisas por dejar atrás el pasado. De ahí que sea necesario, como
decía Benjamin, «cepillar la historia a contrapelo» y adoptar una
perspectiva que incluya lo que pudo ser y se malogró».
El pasado, dice
el benjaminiano Reyes Mate, «es más de lo que fue, es lo todavía no
descubierto y que aún puede llegar a ser». Por ello, las víctimas
guardan un mensaje que trastoca el presente. La nacionalización
obligatoria de EH Bildu oblitera las víctimas pues tiene prisa por
homogeneizar aún más la sociedad y la asimilatoria del PNV las
instrumentaliza pues no puede aceptar plenamente su contenido de verdad.
Es contradictorio hablar de paz y convivencia y dar por decidido un
nuevo estatus político sin hacer previamente una revisión del pasado que
problematiza el presente. Tomar las víctimas en serio supone frenar
todo proceso de nacionalización que fractura la convivencia y las
humilla aún más. Tomar las víctimas en serio significa recomponer la
pluralidad de la sociedad." (EL CORREO 24/11/14, IÑAKI UNZUETA, PROFESOR DE SOCIOLOGÍA, en Fundación por la Libertad)
No hay comentarios:
Publicar un comentario