"(...) ¿cuántos catalanes son necesarios para la secesión? A un lado, en el
bando soberanista piensan que si el 50% más uno de los que acuden a las
urnas —en un referéndum o en unas elecciones plebiscitarias— vota a
favor, Cataluña debería ser independiente. (...)
Los soberanistas deben entender que la decisión más importante que toma
una comunidad no puede decidirse por una simple mayoría. Si las
supramayorías son requeridas con frecuencia en todo tipo de democracias
para abordar los asuntos de dimensión constitucional, ¿cómo no vamos a
reclamar una mayoría muy sólida de la población para encarar la cuestión
más constituyente de todas, que es abandonar un país y formar otro?
Dos
millones de personas que activamente manifiesten una voluntad
separatista parecen, en comparación con la población total de Cataluña,
del todo insuficientes para tomar una decisión de tal gravedad. Si
cuatro millones no dan un sí activo, será por algo. (...)
Si, digamos, tres de cada cuatro catalanes en edad de votar
expresaran inequívocamente su voluntad de abandonar España, sería
absurdo oponerse desde cualquier punto de vista. Si la inmensa mayoría
de catalanes votara explícitamente sí a la independencia, ¿podríamos
oponernos apelando a disquisiciones de Lenin, Rosa Luxemburgo o Solé
Tura, como hace Francesc de Carreras (Solé Tura y el derecho a decidir, EL PAÍS, 14 de noviembre de 2014)?
En
resumen, si movemos la discusión del choque de palabras a la discusión
de números —¿cuántos son necesarios para irse?— podemos llegar a un
punto de encuentro. The Economist, que de números sabe, proponía un
referéndum con 80% de participación mínima y que se repitiera tres años
después.
Otra alternativa sería un referéndum donde se exigiera que más
de la mitad del censo electoral catalán votara a favor para poder
conseguir la independencia. Otra podría ser solicitar una combinación
entre mayoría reforzada y un porcentaje de participación mínima.
Las
alternativas son múltiples. Porque estamos hablando de números. Si
aplicáramos esta aproximación numérica al problema catalán (y a otros
muchos), es posible que, tarde o temprano, encontráramos un punto de
acuerdo. (...)" (
Víctor Lapuente Giné
, El País, 19 NOV 2014)
No hay comentarios:
Publicar un comentario