"(...) Segundo Una
indepedencia en Cataluña sólo es imaginable en un escenario rupturista
con el Estado, apostar por otro escenario es no estar en la realidad. Si
el escenario británico sugiere una secesión pactada es porque el sí a
la independencia no es mayoritario o porque se calculaba que no podía
llegar a serlo.
Esta caso de que Cataluña consiguiera ser independiente
va a tener que hacer todo lo posible por recibir un reconocimiento por
parte de las potencias occidentales dominantes y sus socios estratégicos
como Israel: los persistentes contactos del nacionalismo catalán con
este país son reveladores.
La difícil búsqueda de este reconocimiento
obligará al nuevo Estado a alinearse enteramente con los intereses de
los países más influyentes de la órbita occidental de forma similar a
como ha sucedido en algunos países del Este de Europa.
Es altamente
improbable que la OTAN deje caer a su socio estratégico español a cambio
de abrazar la causa de una Cataluña independiente. Incluso el país de
la Unión Europea que desde finales del siglo XIX es más proclive a
apostar por la fragmentación de grandes países y su satelitización
-Alemania- podría ser reticente después de las consecuencias que ha
tenido esta política tras su intervencionismo en Yugoslavia.
Sin
embargo, las cosas cambiarían radicalmente si en el esto del Estado
triunfo un gobierno de izquierdas que amenace los pilares del
neoliberalismo (prevalencia de la propiedad financiera e inmobiliaria
frente al trabajo, aplicación de políticas de ajuste etc.).
En esta
situación, una Cataluña independiente funcionará como una quinta columna
incrustada en la península ibérica poniendo en peligro un proyecto
republicano-antineoliberal como aquel por el que hoy lucha la izquierda
española y europea: su posible independencia afecta seriamente los
intereses estratégicos por el que hoy luchan ambas.
Esta quinta columna
torpedearía cualquier intento similar que pueda triunfar en países
próximos como Portugal, Grecia o Italia impidiendo toda posibilidad, por
ejemplo, de contruir un frente antineoliberal en el sur de Europa para
poder enfrentarse a los poderes fácticos en Bruselas y forzar una
renegociación de la deuda.
Por lo demás, la salida de España del
euro provocaría un reforzamiento inmediato de las posiciones
independentistas en Cataluña o Euskadi lo cual nos remite a lo dicho
arriba. (...)" (
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