"La desobediencia abierta de la Generalitat inaugura una nueva etapa
en la crisis. Lo que hasta ahora era un proceso anticonstitucional de
secesión, se convierte en una actitud declarada de sedición, esto es, de
incitación a oponerse por todos los medios a las disposiciones del
poder judicial con el propósito de imponer la independencia de
Catalunya.
La Generalitat ha roto la baraja, contando con el supuesto de
que el Gobierno carece de medios, y posiblemente también de voluntad,
por los costes que ello implicaría, para imponer el orden legal y evitar
«el proceso participativo», léase consulta, léase referéndum de
autodeterminación.
Es lo que ha venido ocurriendo desde el principio,
cuando Mas se montó en la oleada del 11-S de 2012 para actuar como si en
vez de ser un órgano sometido a la Constitución, la Generalitat
estuviera legitimada para asumir un poder constituyente, por nadie
conferido,
Este último episodio aclara que de poco hubiera servido que Mariano
Rajoy atendiese a las voces que desde entonces le conminaban a plantear
la cuestión en términos de «diálogo» y no de «constitucionalidad». Para
Mas y sus socios, el único diálogo válido consistía en que el Estado se
olvidase de la Constitución de 1978 y diera vía libre al referéndum de
autodeterminación, sin eufemismos.
Hubo una situación similar, cuando en
las ‘happy hours’ de ETA, voces parecidas decretaban el fracaso de la
vía policial e insistían en «el diálogo» con el terror; no les
interesaba saber que ETA únicamente hubiese admitido «dialogar» para que
sus pretensiones se ratificaran al cien por cien. Igual que luego Mas. (...)
Rajoy no hizo el menor esfuerzo para explicar la postura
constitucionalista. ¡Mira que era fácil reforzarla con el argumento de
que la doble pregunta de la consulta, impidiendo votar contra la
independencia a quienes no estuviesen por un Estado catalán en la
primera, hacía del voto una farsa!
Y ‘last but not least’ (por último,
pero no menos importante), sometida a una propaganda obsesiva, la
opinión pública visible en Cataluña está por la independencia. Pequeño
detalle que se ha escapado a la Moncloa.
Lo que estuvo y está en peligro es la democracia, antes que la
independencia. Mas y los suyos han jugado solos, dispuestos a poner
sobre la mesa una interpretación torticera de los términos y las normas,
con continuos encubrimientos.
Estamos así ante una sedición pura y
dura, cuyo resultado es una movilización de masas frente al Estado, paso
previo a la independencia unilateral. Aquí no hay equidistancias: el
Gobierno ha de defender el orden constitucional. Pero cómo, si
lógicamente excluimos el recurso a la fuerza." (ANTONIO ELORZA, EL CORREO – 08/11/14, en Fundación para la Libertad)
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