23/11/14

El 9N, la rebelión de los ricos

"(...) Lo que no parecía tan previsible era que en el resto de fuerzas políticas y entre los comentaristas y tertulianos fuesen tantos los que se tragaran la milonga y diesen por buenos los planteamientos de los independentistas. Los resultados de la jornada son categóricos. 

El simulacro se realizó sin el menor control (ni junta electoral, ni interventores… ellos se lo guisaron, ellos se lo comieron). Usaron partidariamente toda la fuerza del aparato estatal (conviene no olvidar que la Generalitat no es más pero nada menos que una parte del Estado). 

Emplearon todo tipo de recursos públicos. Movilizaron clientelarmente al sector privado, con el que, unos por convencimiento, otros por gratitud, y otros por miedo de ser señalados como antipatriotas, se prestaron a colaborar. Presionaron a los funcionarios. Utilizaron despóticamente los medios de comunicación públicos y pretendieron chantajear a los privados. (...)

Pues bien, después de todo ello, y según sus mismos datos que pueden estar manipulados y cocinados de múltiples formas, tan solo una tercera parte de los posibles votantes acudieron a las urnas y únicamente un millón ochocientos mil se inclinaron por la independencia. Todo un éxito. 

Con estos resultados ¿pueden los señores Mas y Junquera pretender hablar en nombre de Cataluña en sus proclamas independentistas? ¿Acaso con ese porcentaje de votos se puede imponer la secesión de Cataluña trastocando el statu quo, primero a la gran mayoría de los catalanes y después al resto de los ciudadanos de España?  (...)

En todo caso, lo único que demuestra es el escaso interés que suscita en la sociedad catalana, al igual que en la española, y en cierta forma en la europea, el Parlamento europeo, conscientes de su escasa eficacia y de que el Estatuto era más una pretensión y un capricho de las oligarquías catalanas que de la propia ciudadanía.

Los resultados han sido desfavorables para los soberanistas. El único triunfo de Artur Mas ha sido el de poder sacar pecho en una suerte de bufonada, en la que un presidente de Comunidad Autónoma se burlaba del Estado de derecho. Pero ello tan solo es indicativo de la vulnerabilidad del Estado que hemos creado con las Autonomías y de la mediocridad de la clase política española, más pendiente de sus equilibrios internos y de sus resultados electorales que de los problemas del Estado.  (...)

No se precisa demasiada suspicacia para percatarse de que en este momento será Cataluña el lugar en el que todas las instituciones están más condicionadas y sujetas a toda clase de chantajes. 

Basta citar el cuasi linchamiento al que estuvo sometida Encarnació Roca, a la que la Universidad de Gerona estuvo a punto de despojar del título de doctora honoris causa por el único motivo de pertenecer al Tribunal Constitucional y no haber hecho reserva de voto en la admisión a trámite del recurso del Gobierno en contra de la ley de consultas.  (...)

Se quiera o no, el movimiento secesionista constituye en el plano regional (al igual que el neoliberalismo económico en el personal) la rebelión de los ricos."          (El 9-N, la rebelión de los ricos, de Juan Francisco Martín Seco, República de las ideas)

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