"El referéndum de autodeterminación que pide Mas, y que Rajoy deniega, no
es necesario. Los resultados ya están aquí, con nosotros. Votos a favor
de la independencia: 1.622.661, un 44,3%; votos en contra, 2.041.098,
un 55,7%.
(...) la votación del 9-N acabó realizándose en un clima de tranquilidad
absoluta en el que todos los ciudadanos, tanto los que fueron a votar
como los que se quedaron en casa, lo hicieron tan libre y
voluntariamente como en cualquier otra elección. En estas condiciones,
el comportamiento electoral de la consulta ofrece información, explícita
en el caso de los que votaron e implícita en el caso de los que no lo
hicieron, que puede ser explotada.
En particular, los resultados que se
hubieran obtenido en un referéndum con el censo electoral legal
(residentes catalanes mayores de 18 años), con una participación más
alta (por ejemplo, igual a la alcanzada en las elecciones autonómicas de
2012), y con la pregunta clásica: “¿Quiere usted la independencia de
Cataluña?”, pueden colegirse del comportamiento electoral del 9-N. (...)
Los resultados concretos a la doble pregunta: “¿Quiere que Cataluña se
convierta en un Estado? Y en caso afirmativo ¿quiere que este Estado sea
independiente?”, fueron los siguientes. sí-sí: 1.861.753 votos; sí-no:
232.182; sí-blanco: 22.466; no: 104.772; blanco: 12.986, y resto:
71.131. (...)
Para deducir de estos datos los resultados que se hubieran obtenido
en un referéndum convencional, es necesario, en primer lugar, convertir
los anteriores seis tipos de respuesta en los cuatro que saldrían de la
pregunta clásica. La conversión utilizada es la siguiente. Sí (igual a sí-sí): 1.861.753 votos; no (igual a la suma de sí-no, sí-blanco y no): 359.420; blanco (igual a blanco): 12.986, y resto
(igual a resto): 71.131.
La segunda tarea consiste en escalar estos
votos al censo de las elecciones autonómicas de 2012 (EA2012), que fue
de 5.343.091 votantes potenciales. Escalar significa multiplicar los
votos anteriores por un factor constante igual a la razón entre el censo
EA2012 y el censo 9-N, lo cual a su vez implica suponer que la
reducción del censo no afecta a la distribución de los votos. Los
resultados de esta operación son los siguientes: sí, 1.597.089 votos; no, 308.325; blanco, 11.140, y resto,
61.019. Un total de 1.977.573 votos y una abstención de 3.365.518
votantes potenciales. Por definición, el censo es el requerido,
5.343.325 votantes potenciales, y la tasa de participación sigue siendo
del 37%.
El número de votos es ahora menor en todas las categorías
porque hemos excluido de entre los votantes potenciales a los de 16 y 17
años, y a los extranjeros.
La tercera operación, la más subjetiva, consiste en redefinir estas
cifras para una participación del 70% (igual a la de las elecciones
autonómicas). Es posiblemente más subjetiva que la anterior porque el
ajuste en este caso no puede ser uniforme para los cuatro tipos de voto.
Suponemos que en el 9-N todos los electores favorables a la
independencia votaron sí-sí y están por tanto recogidos en los 1.597.089
votos del sí, mientras que los 308.325 votos del no agrupan
solo una parte de los contrarios a la independencia, dado que la gran
mayoría de los mismos se abstuvieron. Para que la participación sea el
70%, las abstenciones deben reducirse de 3.365.518 a 1.600.510.
Resolvemos este ajuste repartiendo la diferencia de abstenciones
(1.765.008) primero entre las categorías blanco y resto de acuerdo con su peso relativo en el total de votos y asignamos lo que queda a la categoría no. Solo a la categoría no porque suponemos que ningún votante potencial del sí-sí se abstuvo.
Este procedimiento da los siguientes resultados: sí, 1.597.089 votos; no, 2.008.931; blanco, 21.082, y resto, 115.479. Un total de 3.742.581 votos, 1.600.510 abstenciones, un censo de 5.343.091 y una tasa de participación del 70%.
El último problema que queda por resolver es el abultado número de votos incluido en la categoría residual resto.
Además del genuino voto nulo por causa de error de cumplimiento del
votante (perfectamente esperable dada la complejidad de la doble
pregunta), este resto podría incluir un cierto número de votos
anulados ex profeso para testimoniar la oposición al proceso
participativo del 9-N frente a la consulta inicialmente contemplada por
la Generalitat.
En todo caso, como sea que lo que simulamos es la
respuesta a la pregunta clásica, menos susceptible al error, y en el
contexto de un hipotético referéndum con las garantías legales de las
que el 9-N carecía, procede reducir el número de estos votos. También
subjetivamente, reducimos a la mitad esta categoría residual y
repartimos la otra mitad entre las categorías sí y no de forma proporcional. Además, llamamos a la nueva categoría residual nulos.
El resultado final es el siguiente: sí, 1.622.661 votos y no, 2.041.098 votos. Esto da un total de votos contabilizados de 3.663.759 y una distribución del 44,3% para el sí y del 55,7% para el no. Tenemos además 57.740 votos nulos y 21.082 votos en blanco.
Es decir, un total de 3.742.581 votos, una abstención de 1.600.510
votos, un censo de 5.343.091 votos potenciales y una tasa de
participación del 70%.
El margen entre el sí y el no es de 11,4 puntos de porcentaje a favor del no.
El voto independentista está lejos de ser mayoritario. Este es un
ejercicio de estimación basado en supuestos simples y razonables. Otros
supuestos pueden dar otros resultados, pero si siguen siendo razonables
difícilmente cambiarán la ventaja sustancial del no.
Alguien podría pensar que ésta es la situación actual, pero que el sí
tiene todavía un recorrido al alza que se manifestaría en el contexto
de un referéndum legal. Los resultados de este ejercicio, sin embargo,
no sustentan esta hipótesis. Salvando la distinta naturaleza de los dos
escenarios comparados, en las elecciones autonómicas de 2012 los
partidos independentistas (CiU, ERC, CUP y SI) obtuvieron 1.781.460
votos, mientras que los votos del sí aquí estimados son 1.622.661; hay indicios, pues, de que la tendencia del sí
puede haber girado a la baja. Por otra parte, en un referéndum legal,
la participación sería seguramente superior al 70% aquí utilizado como
hipótesis; dado que todos los votantes del sí están ya en este 70%, una mayor participación aumentaría la importancia del no.
El 44,3% en favor del sí es más un techo que un suelo. (...)
A la vista de los resultados del 9-N, resulta incomprensible la
insistencia de algunos partidos soberanistas en querer acelerar todavía
más el proceso hacia la independencia. El 44% en favor de la
independencia de Cataluña es sin duda un apoyo notable, pero ¿quién
puede razonablemente pedir una declaración unilateral de independencia
con un 56% de los catalanes en contra?" (
Antoni Zabalza , El País,
21 NOV 2014)
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