23/7/14

Las cosas de la crisis: una cuarta parte de la población catalana ha abrazado el independentismo en los últimos cuatro años. El mayor crecimiento se sitúa a partir de febrero de 2012, después de las protestas contra los recortes de 2010


 Análisis del nuevo independentismo catalán

"Una parte de la población catalana ha decidido en los últimos cuatro años volver a empezar. Un 24,6% de ciudadanos ha emprendido un viaje hacia el independentismo alejado de los motivos identitarios que lo sustentaban tradicionalmente. Pero no hay un perfil único que permita definirles. 

Al contrario, este fenómeno abarca a tan distintos compañeros de viaje como federalistas agotados, votantes de CiU desencantados con la política de pactos, jóvenes indignados, republicanos convencidos o incluso extranjeros hartos de la política de inmigración española  (...)

Su incorporación al independentismo ha hecho crecer la opción secesionista del 20% que la apoyaba en 2010 hasta el 45,2%, según el último barómetro del Centre d’Estudis d’Opinió (CEO) de la Generalitat; el 47% según una encuesta de Metroscopia del pasado 9 de julio; y el 40%, según datos del CIS de mayo de 2013.  (...)

Las causas de esta conversión, experimentada por alrededor de 1,3 millones de personas del censo electoral, son enormemente variadas. (...)

Este “soberanismo práctico”, como lo define el catedrático en Historia Contemporánea Borja de Riquer, -antiguo federalista hoy cercano más cercano al independentismo- canaliza la indignación generalizada que recorre España —en parte debido a la crisis— y ha encontrado en el entusiasmo y el discurso en clave positiva de la secesión (“esperanza”, “cambio”, “derecho a decidir”, “volver a empezar”…) una alternativa ilusionante.

 La perspectiva de la independencia “anima”, como señala el politólogo Joan Subirats. Y en ese espacio se sitúa gran parte de los nuevos independentistas.

Su retrato robot, según el barómetro del Centre d’Estudis d’Opinió —órgano dependiente de la Generalitat, con muestras de 2.000 encuestados—, refleja las grandes diferencias que existen entre los independentistas de toda la vida y quienes se han convertido en los últimos años. 

Los que admiten serlo desde hace poco son mayores (un tercio tiene entre 50 a 64 años); hay más mujeres que hombres; solo el 24% se sitúa ideológicamente en el “máximo catalanismo” frente al 55% de los independentistas de toda la vida; solo el 40% se siente exclusivamente catalán frente al 76% de los independentistas tradicionales; y cuentan en sus filas con un 10% más de gente nacida fuera de Cataluña. En cuestiones idiomáticas, el 31% hablaba castellano en casa de pequeño, frente al 8,9% de los soberanistas de siempre.   (...)

 Pero la economía, por supuesto, importa. El mayor crecimiento del independentismo, según apuntan los sondeos, se sitúa a partir de febrero de 2012. Un sociólogo catalán, que prefiere mantenerse en el anonimato, recuerda que ese momento se produce justo después de la victoria del PP en las elecciones generales en noviembre de 2011, el rechazo del pacto fiscal (en septiembre) y la cresta de los recortes en todas las administraciones con los peores efectos de la crisis. “La sensación de una parte de la población es que durante cuatro años ya no se podrá obtener nada del Gobierno central, así que hay que buscar alternativas radicales”, explica.  (...)

Quizá por ello en algunos feudos de trabajadores del área metropolitana de Barcelona, como Cornellá, El Prat, Molins de Rey u Hospitalet, ha crecido enormemente el independentismo. 

También lo dicen los últimos resultados electorales. Ha sucedido incluso en capitales de la extinta industria textil como Terrassa o Sabadell. Esta última ha visto como ERC, sin representación en el Ayuntamiento, se impuso al partido que gobierna en la ciudad (PSC) en las elecciones europeas.  (...)

“No creo que la independencia sea la panacea, pero se juntan muchos motivos: comentarios políticos sobre Cataluña, desprecio al catalán, la financiación… ¿por qué el País Vasco puede tener peculiaridades fiscales que aquí no tenemos? ¿Por qué no se han potenciado el puerto y el corredor del Mediterráneo? Lo de Escocia ha sido el colmo, ves que un país avanzado puede votar de forma normal…”, sostiene. (...)"          ( Barcelona , El País,  22 JUL 2014 )

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