"(...) Hace poco, una importante institución catalana me propuso la
participación en un coloquio sobre la viabilidad económica de una
Catalunya independiente. Su propuesta dividía a los invitados entre
favorables y contrarios a la independencia.
Y ahí está uno de los nudos
gordianos del debate hoy: una cosa es la viabilidad económica en el
medio o largo plazo, sobre la que no tengo ninguna duda; y otra, muy
distinta, la independencia, no pactada, hoy, aquí y ahora. (...)
Y esta matización es crítica, porque este hoy tiene muchos
calificativos: crisis en la construcción europea, gravísimos problemas
económicos y endeudamiento exterior e interior exorbitante, y ello tanto
para Catalunya como para España.
Parte de estas dificultades son las
que ha destacado el Consell Nacional per a la Transició Nacional, cuando
afirma que la salida del euro podría crear incalculables consecuencias.
Y en parte también, ello explica la posición de la canciller Merkel,
que se ha mostrado tan claramente en contra de la secesión catalana.
Porque
se esté o no a favor, hay que convenir que una independencia, no
pactada y ahora, alteraría la estabilidad de un euro frágil y
conllevaría incertidumbres financieras indeseadas. Y de sus
consecuencias tenemos buena muestra: la segunda recesión se originó por
la posibilidad de que España saliera del euro.
Y el choque financiero
que provocó nos puso de rodillas, impulsó una segunda ola de pérdidas de
ocupación (1,7 millones de empleos destruidos), hundió a millones de
hogares en la pobreza y retrasó en más de tres años el inicio de la
modesta recuperación actual.
Ello me lleva a postular que hoy la
independencia no es posible. Aunque mi convicción es, también, que si el
resto de España no ofrece una alternativa en la que gran parte de
catalanes se sientan cómodos y que sea, además, exigible, acabará
llegando. Las crisis económicas no son eternas, y una vez se haya
superado esta, el proceso puede tomar otros aires.
Con esta
posición tan gris, entenderán que mi respuesta a los organizadores del
evento fuera que excusaran mi presencia, lo que les pareció muy
adecuado. Querían voces claras, a favor del si o del no, sin matices, y
la mía matizaba en exceso. (...)" (Blanco, negro y gris, de Josep Oliver Alonso en La Vanguardia, en Caffe Reggio, 30/07/2014)
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