"(...) Alguien tan prudente, razonable, informado y moderado como Joan Boada
Masoliver, un ex alto cargo del gobierno tripartito, lo ha señalado en
estos términos:
“A nadie se le escapa que el llamado Procés
es una ventana que abre a CiU la oportunidad de ocultar su hachazo, en
plena crisis, al Estado del bienestar. De pronto Convergència se apunta a
la independencia y se lanza a la conquista de un objetivo sin ninguna
estrategia, sin ninguna hoja de ruta ni camino trazado, si exceptuamos
la conducción de Cataluña hacía Ítaca, la isla del retorno y del nuevo
amanecer…
Parece que no han entendido que no es fácil liderar un proceso
revolucionario en un partido de orden, que tiene un electorado
liberal de centro derecha, nacionalista, pero sin exagerar, y que sus
ideólogos, o sea los que les dan la pasta, no están para aventuras que
pongan sus negocios en peligro. No hay que olvidar que el Gobierno de
Mas se autodenominó amigo de los negocios.”
Y no sólo es eso, ahora viene lo mejor (es decir, lo peor):
“Así
estamos, esperando el 9-N mientras el Gobierno catalán, con el apoyo de
ERC, lleva a término una clara estrategia, que empezó hace cuatro años,
de destruir y privatizar los elementos esenciales del Estado del
bienestar.
Así, Cataluña se ha convertido en la zona de Europa donde han
crecido más las desigualdades sociales, donde el paro juvenil llega al
50%, donde se han eliminado miles de empleos públicos, sobretodo en
sanidad y educación, donde se reducen más drásticamente los
beneficiarios y la cuantía de las prestaciones sociales, y donde la
corrupción forma parte del ADN de este Gobierno.
Cualquier país moderno
esperaría un debate serio y sereno sobre los pros y contras de un
proceso de independencia. En cambio se toman decisiones políticas
electoralistas que conducen a la ciudadanía por un camino oscuro.
Esto
no quita que muchas personas en Cataluña tengan ganas de cambiar la
situación, incluso de independizarse de España, pero eso no puede
hacerse a golpe de ocurrencia, sin un camino trazado, sin un debate
sereno y no puede estar en manos de una asamblea por más nacional y
catalana que sea.” (es decir, de ANC, el gran aquelarre nacionalista
encabezado normalmente por doña Carme Forcadell, ex ERC, una política,
que trabaja entre tinieblas, que cree que existen formas correctas e
incorrectas de “ser catalana”. La suya, por supuesto, se ubica entre las
primeras).
Si es así, si lo que señala Joan Boada es correcto,
la duda se impone: ¿qué sentido tiene entonces la alianza de ICV (o
incluso de ICV-EUiA) con CiU en torno al dret a decidir no sé muy bien
qué o, cuando se sabe, sobre el derecho a decidir una
independencia-dependiente en clave nacionalista-independentista que
ubica al resto de pueblos de Sefarad en el apartado “los otros”, “los
extranjeros” y crea una profunda división entre las clases populares
catalanas? (...)" (Salvador López Arnal, Rebelión, 26/07/2014)
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