8/5/14

La parte de la sociedad catalana que tenemos orígenes familiares en el resto de España, sobramos...

"(...) Una cosa que me llamó la atención fue una polémica originada por el director de política lingüística, Miquel Reniu, que dijo que los que hablan en castellano son ciudadanos de segunda clase. No esperaba eso desde la imagen que tenía de la gente de apellidos catalanes como gente extremadamente educada.(...)

  En la noche de las elecciones autonómicas del 92, en que ganó por mayoría absoluta, ante las masas de adeptos que le aclamaban en la calle, dijo esto: lo importante es que Cataluña sea catalana. Estaba claro. 

Después de décadas de convivencia, la parte de la sociedad catalana que tenemos orígenes familiares en el resto de España sobrábamos. Aclaro: identificarse con el castellano no es lo mismo que desconocer el catalán.  (...)

Los menosprecios de Miquel Reniu no habían caído en saco roto y buena parte de la gente castellanohablante había asumido la renuncia a su lengua como el acceso (ficticio) al grupo de la gente first class. No puedo decir si me indigna más que mi lengua materna tenga ese estigma o vivir en una sociedad tan atrasada como para creer en semejante tontería.  (...)

Lo que ocurre es que la población de raíz catalana goza de una cierta homogeneidad en torno a un buen nivel económico y cultural (el nacionalismo catalanista va de eso), mientras que la población castellanohablante es muy heterogénea. Pero clase media castellanohablante la hay a patadas. 

Y no sólo eso, sino que por las razones que sean, en nuestra sociedad, la lengua principal de acceso al conocimiento y la información es el castellano. No creo que haya ningún lugar del mundo en que el tratamiento que reciba una lengua con ese estatus sea el de ocultársela a toda costa a sus hijos, no vayan a ser tomados por unos pobretones.  (...)"          (José Miguel Velasco, Crónica Global, Jueves, 8 de mayo de 2014)

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