"La aplastante derrota del independentista Partido Quebequés (PQ) en las elecciones del lunes
ha puesto de manifiesto el hartazgo de la ciudadanía de la provincia
canadiense con el debate secesionista —que ha marcado la región desde
los años setenta—, así como con el partido que convocó dos referéndums de autodeterminación en 15 años (en 1980 y 1995), ambos con resultado negativo.
Es el peor resultado de los soberanistas en 40 años, una debacle que pone fin a 18 meses de Gobierno en minoría.
La campaña electoral, en su mayor parte, ha sido ajena a las
principales preocupaciones ciudadanas. “Ha sido tan decepcionante que un
buen número de electores irá a votar sin entusiasmo”, comentaba el
sábado el diario Le Devoir en un editorial.
Un estudio del
instituto Ipsos publicado el día 4 afirmaba que solo un 1% de los
encuestados creía que un referéndum de secesión tendría que ser la
prioridad del Gobierno salido de las elecciones, muy por detrás de temas
como el acceso al sistema sanitario, la economía y el empleo.
“No solo hay un cansancio del independentismo”, afirma el profesor Eric Belanger, de
la universidad McGill de Montreal. “Hay también un hartazgo del PQ por
la incertidumbre que provoca el no saber si volverá a haber un
referéndum o no”. En el primer debate electoral, la primera ministra,
Pauline Marois, llegó a negar que su partido convocaría un nuevo
plebiscito. (...)
Según un estudio del Royal Bank of Canada, el PIB de Quebec creció un
1,1% en 2013, frente al 1,7% del resto del país. La tasa de paro, del
7,3%, también es superior a la media nacional. Mientras, la deuda del
sector público provincial asciende a algo más de 170.000 millones de
euros (un 71,7% del PIB) y los últimos presupuestos, presentados el
pasado mes de marzo, prevén un déficit de 1.160 millones de euros, un
0,5% del PIB.
Otro tema candente es la situación de los servicios públicos,
especialmente la sanidad. Según un sondeo para la radiotelevisión
pública Radio Canada, un 62% de los quebequeses se declaran
insatisfechos con el sistema de salud de la provincia, especialmente con
las listas de espera.
Eso ha pesado a favor del probable nuevo primer ministro, Phillipe
Couillard, un neurocirujano de 56 años que se ganó una reputación como
gestor en los cinco años que ocupó la cartera de Sanidad en un anterior
Gobierno liberal.
Uno de los motivos por los que Marois convocó elecciones es para
aprovechar la debilidad de Couillard tras su tardanza en definir la
posición de su partido con respecto a la Carta de los Valores
Quebequeses, un proyecto que prohíbe que los funcionarios lleven “signos religiosos ostensibles”.
El plan polarizó a la sociedad de la provincia.
“Ha sido un debate
tóxico”, señala David Ouellette, director asociado de asuntos
quebequeses del Centro de Asuntos Judíos y de Israel (CIJA), “y nos
alegramos de que haya terminado”.
Los liberales han hecho campaña en contra de la Carta, lo que provocó
la deserción en enero de su única diputada musulmana, Fatima
Houda-Pepin. Houda-Pepin, que se candidató como independiente —con apoyo
de los soberanistas— en una circunscripción al sur de Montreal, perdió
por mucho ante el candidato liberal." (El País, 09/04/2014)
No hay comentarios:
Publicar un comentario