20/12/13

Estas preguntas no serían de recibo en un estudio demoscópico que aspirase a ser razonablemente honesto y veraz

"Desde el punto de vista exclusivamente técnico, las dos preguntas que ha consensuado Artur Mas con las formaciones que respaldan su proceso soberanista son malas: pretendiendo ser rotundas y precisas, resultan, en realidad, ambiguas y equívocas. 

Y, por lo tanto, si finalmente se usaran, no permitirían saber con indiscutible claridad lo que quienes las respondan habrían querido decir. Por ejemplo, en su actual formulación, estas preguntas no serían de recibo en un estudio demoscópico que aspirase a ser razonablemente honesto y veraz.

En la primera pregunta (“¿Quiere usted que Cataluña sea un Estado?”), la opción de ser un Estado se contrapone a la opción de ser... algo que no se dice y que se da por sobrentendido o que se deja a la imaginación de cada cual. 

La pregunta resulta así desequilibrada y, por tanto, sesgada: propone una opción entre algo que sí se explicita y algo que, en cambio, no se menciona y que queda en nebulosa.(...)

 La segunda pregunta (para la que la primera actúa de filtro) incurre exactamente en el mismo defecto (potenciado por la redundancia en el mismo, como con frecuencia ocurre cuando se secuencian errores). 

Aquellos que en la primera pregunta hubieran optado por que Cataluña sea un Estado en vez de no-se-sabe-muy-bien-qué, se encontrarían con una segunda disyuntiva asimismo incompleta y, por tanto, igualmente pseudodisyuntiva: “¿Quiere que sea un Estado independiente?”.

Lo que connota la opción afirmativa a esta nueva pregunta queda razonablemente claro; pero ¿a qué es a lo que exactamente se estaría contraponiendo esta opción? ¿En qué cabría entender que estarían pensando quienes decidiesen responder “no”? Una vez más, la claridad frente a la nebulosa, una oferta concreta frente a otra innominada. (...)"               ( , El País, 12 DIC 2013 )

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