"La consulta catalana “o sí o sí” se evapora. La exigencia de diálogo se
matiza como en diálogo en el marco de la ley. Aquellas exóticas mayorías
indestructibles ahora son necesaria configuración de mayorías posibles.
De considerar pre-demócratas a los no secesionistas se pasa a esperar
un gesto de Rajoy. Quién se acuerda realmente del derecho a decidir.(...)
Detener la marea independentista se va a convertir en uno de los
objetivos del ilusionismo, con lo que quedarán en la frustración algunos
cientos de miles de ciudadanos de Cataluña, animados por la emotividad
de un espejismo que quería ser una culminación tan emocional como
protohistórica.
La melancolía de las empresas imposibles empaña el
horizonte de un proceso que, en caso de existir voluntad política de
sostenerlo, hubiese requerido por lo menos sedimentar mucho más,
convencer, argumentar y sobre todo no improvisar. Esas cosas requieren
cultivos de larga duración.
En los pasillos del poder convergente se
atribuye a la fuga hacia delante de Artur Mas unas dosis desmesuradas de
improvisación. En fin, uno no puede reclamar la independencia sin
explicar qué pasa con la Unión Europea, sin tener un plan B, sin saber
qué pasa con el sistema judicial o con la política agrícola comunitaria.
Amplias franjas de la sociedad catalana, incluso las seducidas por la
idea de una secesión edénica, están sintiendo el temor al vacío. Intuyen
que es hora de giro. (...)
Posiblemente presenciaremos un derrumbe gradual de los entusiasmos
espontáneos o inducidos. La opinión pública es algo perfectamente serio y
no se la puede llevar de aquí para allá por el simple rasgo de una
volatilidad. La escalada secesionista no contaba con una arquitectura
sólida, ni con un liderazgo maduro.
Lo prueba el hecho de que el
empresariado catalán, en su mayoría, esté descolgándose de la aventura.
De las manifestaciones que deslegitimaban la legalidad hemos pasado a
los conflictos de protocolo. (...)
Inevitablemente, ahora todos somos moderados. Y quien más quien menos pretende detentar el monopolio de la moderación.(...)
¿Habrá que compartir la congoja de quienes apostaron por una secesión soft
y ahora viven en el “apresúrate lentamente” de la nueva moderación?
¿Quién podría alegrarse de ver en aprieto semejante a los que
proclamaron que la Unión Europea le debía una excepción a la Cataluña
secesionista?
¿Es obligado ser comprensivos con la incomprensible
negación de la realidad de un abstencionismo masivo en el electorado
catalán? ¿No había alguna lección política en la secuencia de
disfunciones que fue la elaboración del segundo Estatut y la posterior
sentencia del Constitucional?
¿Puede uno así, por las buenas, decir
“inmoderado el último”? Moderación no es lo mismo que tercera vía. (...)
El secesionismo poco tiene que ver con el justo medio, por el simple
hecho de que aboga por una ruptura. Pero incluso para expandir una
voluntad de secesión hay que contar con amplios sectores céntricos de la
sociedad, salvo que se prefiera practicar deportes de riesgo. Moderados
todos. Bienvenidos. Bienaventurados." (
Valenti Puig
, El País, 4 NOV 2013 )
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