"La casi unanimidad catalana a favor de la celebración de la consulta
soberanista oculta, pero no hace desaparecer, las discrepancias y
contradicciones existentes entre sus promotores sobre aspectos
fundamentales de la misma.
Entre otras: si deberá plantear dos únicas
alternativas, sí o no a la independencia, o caben más opciones; si
deberá ser legal y pactada con el Estado o puede ser convocada
unilateralmente; si será vinculante o consultiva. Y también: cuál será
la mayoría necesaria para tener validez, y cuál la fecha de su
celebración.
Un referéndum con esas dos únicas opciones tiene la ventaja de la simplicidad y la desventaja de distorsionar la pluralidad de la sociedad catalana. Cuando el alcalde de Barcelona reconoce que no es independentista pero que, si la consulta se formula en esos términos, votará a favor, está ilustrando esa distorsión.
Es como plantear una
segunda vuelta electoral sin que haya habido primera vuelta: el
reagrupamiento en dos únicas opciones es previo a la expresión de
primeras preferencias; y las encuestas muestran que la posibilidad de
votarlas modifica la actitud ante la independencia.
Según los sondeos
más recientes, la inclusión de una tercera opción de autonomía reforzada
hace bajar el porcentaje de voto por la secesión. Del 46% al 31% en el
de EL PAÍS (3-11-2013).
La segunda discrepancia se escenificó la semana pasada en el Parlament. CiU votó en contra y ERC a favor de una moción de la CUP instando al Gobierno catalán a convocar un referéndum unilateral si el Estado no autorizaba uno legal y pactado. La víspera, Artur Mas había declarado que el referéndum se celebraría con o sin autorización “porque hay diferentes marcos legales para hacerlo”.
Es absurdo pretender que el Estado facilite el tránsito a la independencia catalana
Tras esta contradicción está la deliberada ambigüedad del
nacionalismo gobernante sobre si se está hablando de un referéndum
decisorio, que zanja la cuestión de la secesión, aunque haya que pactar
después la forma de llevarla a término, o de uno consultivo, no
vinculante jurídicamente.
Esquerra ha venido dando por supuesto que
tanto si es autorizado por el Estado como si se convoca unilateralmente,
será un referéndum vinculante: que si prospera obliga a reconocer la
independencia de Cataluña.
Es sorprendente que los dos partidos que en la práctica gobiernan Cataluña, CiU y ERC, hablen de cosas diferentes cuando se refieren al referéndum de autodeterminación que funda su pacto. La divergencia se extiende al criterio para dar validez al resultado. Para ERC bastaría con la mitad más uno de los votos, según advirtió en su día su líder, Oriol Junqueras (EL PAÍS, 15-1-2013).
Mientras que de las manifestaciones de dirigentes de CiU se desprende
que opinan que para surtir efecto se requeriría mayoría cualificada; en
principio, no inferior a la que el Estatut exige para su propia reforma
(dos tercios). (...)" (PATXO UNZUETA, EL PAÍS 14/11/13, en Fundación para la Libertad)
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