26/9/13

Los 10 problemas empresariales de una Cataluña independiente

"(...) Pese al discurso del optimismo iniciado por las formaciones independentistas, el énfasis de la UE en los últimos días para clarificar esta cuestión ha instalado el miedo entre algunos empresarios, como lo demuestran los acalorados debates en el seno de la patronal Fomento del Trabajo. 

Y es que las implicaciones empresariales de esta expulsión afectan de lleno a la economía: aranceles, pérdida de ayudas comunitarias, devaluación de la economía y pérdida de competitividad.

1. Salida del mercado común 

La consecuencia más directa de la salida de Cataluña de la UE sería su inmediata expulsión del mercado comunitario. En otras palabras, el levantamiento de fronteras y la imposición de aranceles a las exportaciones e importaciones. Este nuevo escenario tendría un elevadísimo impacto para el tejido empresarial catalán, que perdería competitividad respecto a compañías del resto de Europa.

 La UE es la encargada de fijar el importe de estos aranceles, por lo que la Generalitat no tendría margen de maniobrar para minimizar esta consecuencia directa de su plan soberanista. Su única salvación sería negociar acuerdos bilaterales con cada uno de los países de la UE, un proceso que podría durar años y que dejaría un reguero de empresas por el camino.

 2. Pérdida de los acuerdos con el resto del mundo 

 España mantiene cientos de acuerdos bilaterales con países de todo el mundo, más allá de la Unión Europea. Estos tratados facilitan tanto la exportación e importación de productos con menores gravámenes arancelarios, como la exención de tributar doblemente en el país de origen de la empresa y donde desarrolla su actividad. 

 Este punto gana especial interés, porque las empresas catalanas dejarían de beneficiarse, de facto, de acuerdos en regiones donde sus exportaciones están creciendo a doble dígito en los últimos años: Asia, América Latina y EEUU. En este sentido, cabe recordar que Cataluña quedaría fuera del gran tratado de libre comercio que negocian actualmente Europa y Estados Unidos.

 3. Las ventas a España, hundidas 

Los estudios sobre el impacto que tendría la secesión de Cataluña en sus relaciones con España apuntan a una situación catastrófica. La caída de las ventas de empresas catalanas al resto del Estado hundiría el valor de las relaciones comerciales al que actualmente mantiene la comunidad autónoma con Francia, según Clemente Polo, catedrático de Fundamentos de Análisis Económicos de la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB).

Es decir, que se pasaría de 50.000 millones de euros anuales, a apenas 10.000 millones. Se trataría de la puntilla final para el empresariado catalán, que ya vería penalizado su negocio exterior con la imposición de aranceles al resto de países de la UE. 

Esta caída se explica tanto por motivos logísticos, como emocionales, ya que muchas empresas españolas acabarían priorizando la compra de género a proveedores de su mismo país por los menores costes.

 4. ¿Usar el euro o nueva moneda? 

Cataluña, en el hipotético caso de constituirse en un estado independiente, deberá decidir si acuña su propia moneda o intenta mantener el euro como divisa oficial. Esta última opción es posible, ya que existen países como Andorra, Mónaco o Montenegro que utilizan el euro sin formar parte de la UE. (...)

Cataluña también podría crear su propia moneda para influir sobre ella, pero Jordi Galí, director del Centre de Recerca en Economia Internacional (Crei) y partidario de la independencia, advierte de sus riesgos en un artículo: “En las circunstancias de debilidad económica y fuerte endeudamiento público y privado, la anticipación de la creación de un sistema monetario propio podría generar expectativas de depreciación de la futura moneda, lo que provocaría una salida masiva de capitales”, vaticina.

 El Instituto de Estudios Económicos (IEE) estima en un informe que la devaluación sería superior al 50%. “Es automáticamente hiperinflación”, opinó José Luis Feito, presidente del think tank de la CEOE, en la presentación del estudio.

5. Sin acceso a la financiación 

 Todo el debate sobre la permanencia en la UE o la zona euro desemboca en un problema mucho más perceptible y que podría generar aún más dificultades para el tejido productivo catalán: el acceso al crédito. CaixaBank y Banco Sabadell, de mantener su sede en una Cataluña independiente, no podrían acudir a las subastas que realiza periódicamente el BCE para tratar de impulsar el crédito. Tan sólo podrían hacerlo con el traslado de su sede o la apertura de una filial en un Estado miembro, como España. 

Además, la banca podría toparse con que los recursos que capta con el canje de deuda catalana o de sus empresas sería muy inferiores a las que reciben por empresas de otro estado comunitario, en función de las decisiones de un consejo ejecutivo del BCE en el que Cataluña no estaría representada. 

La Generalitat también tendría idéntico problema con su deuda pública, ya que por ejemplo la banca española ha ayudado al Gobierno porque sus bonos podían ser entregados como colateral en el BCE para obtener liquidez. A todo esto se le suma que Cataluña dejaría de tener el paraguas del Estado para refinanciar su deuda, que actualmente asciende a 51.779 millones.

 La comunidad autónoma lleva tres años fuera de los mercados y el Estado le ha tenido que facilitar préstamos por más de 22.000 millones de euros para amortizar varios créditos con la banca e inversores minoristas.

 El IEE agrava el problema de la deuda pública, ya que en su estudio estima que la Generalitat debería asumir unos 150.000 millones de euros de la deuda del Estado, en tanto que es su parte correspondiente por peso en el PIB y que ese dinero ha servido para financiar infraestructuras, servicios compartidos como Defensa o la corrección del déficit de la Seguridad Social.

6. Fondos europeos y la PAC 

Las consecuencias negativas de salir de la UE no cesan, y es que la inversión en innovación e infraestructuras también podría verse resentida. Desde 1989, Cataluña ha recibido casi 10.400 millones de euros de los distintos fondos de cohesión europeos con los que ha financiado múltiples proyectos y ha subvencionado la actividad de investigación de muchos centros. Con la inversión pública bajo mínimos y sin estas ayudas, la Generalitat difícilmente podría suplir esta ausencia con fondos propios. (...)

7. El boicot del cava en mente 

 La caída de las ventas de empresas catalanas podría verse acrecentada si se tiene en cuenta el posible boicot a sus productos, a tenor de lo que sucedió en 2005 con el cava catalán en pleno debate sobre el Estatut de Cataluña.

 Modest Guinjoan y Xavier Cuadras, ambos profesores universitarios y autores del libro Sense Espanya, tomaron este caso para hacer una extrapolación al conjunto de la economía, con un efecto muy duro: caída del 4% del PIB y pérdida de 130.000 empleos. 

Mikel Buesa, catedrático en la Universidad Complutense de Madrid, se muestra mucho más pesimista: las ventas catalanas al resto de España caerían un 52% y el PIB retrocedería un 20%. 

8. Corredor Mediterráneo, adiós 

 La expulsión de Cataluña de la UE también podría tener efectos perniciosos para el gran proyecto de infraestructuras que defiende la Generalitat: el Corredor Mediterráneo. Bruselas ha dado prioridad a este proyecto en detrimento del Corredor Central, pero su visión podría cambiar: ¿tiene sentido financiar una línea ferroviaria que cruza por una zona arancelaria y encarece el coste del transporte?, se preguntaron los promotores del estudio del IEE en su visita a Barcelona en marzo de este año. 

9. Menos libertad para viajar 

El alzamiento de fronteras y la posible salida del espacio Schengen también tendrán un efecto privatizador a la libertad de movimiento de los catalanes. Los ciudadanos de Cataluña, en caso de no poder mantener la nacionalidad española, deberían viajar por la Unión Europea con pasaporte y, en muchos casos, deberían solicitar permisos de residencia para estudiar en el extranjero y de trabajo para poder crecer profesionalmente fuera de la región. 

 10. Fuga de multinacionales 

Ante este panorama, son muchos los expertos –incluso del ala proindependentista– los que vaticinan una fuga, mayor o menor, de empresas. Desde 2010 ya son más de mil firmas las que han dejado Cataluña para instalarse en Madrid, con una fiscalidad más atractiva y –tras un hipotético proceso de secesión– con un marco jurídico y político mucho más estable.

 También son muchos los pequeños empresarios que trasladarían su sede a la capital de España por su rechazo al proceso soberanista, como quedó de manifiesto en la visita de Esperanza Aguirre al Círculo Ecuestre de Barcelona la pasada semana. 

 También está por ver si las multinacionales que hoy aún mantienen su sede para España en Barcelona la trasladarían a otros puntos de España, puesto que sería el mayor de los mercados ibéricos para muchos grupos de gran consumo. De hecho, P&G ya ha llevado la sede de Arbora Ausonia de Barcelona a Madrid."                     (Expansión, 24/09/2013)

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