15/9/13

La campaña soberanista se ha revelado muy eficaz para dividir a la izquierda catalana

"En el mundo hay 4000 realidades nacionales sin estado, y en Europa las culturas, nacionalidades, y lenguas se solapan a través de las fronteras. El futuro económico de una Cataluña sin España y una España sin Cataluña se presenta cuanto menos muy incierto, y supondría un riesgo económico y geoestratégico que Europa y sus aliados no se van a permitir.

 Los soberanistas plantean el debate económico como si la capacidad económica se fuera a mantener y los catalanes pudieran disponer de una parte más grande del pastel, pero la primera consecuencia de la independencia sería la pérdida de aliados comerciales, la fuga de empresas, la probable salida de Europa, y por tanto la incapacidad de mantener la actual de generación de recursos. 

Las incógnitas de la independencia son conocidas y nadie las aclara: forma de estado, defensa, seguridad social, validez del pasaporte para entrar en otros países, futura integración en la UE (¿qué estados miembro reconocerían a Cataluña y aceptarían su integración en la UE?). No se aclaran porque no se pueden aclarar, y porque nadie tiene un proyecto serio de independencia, porque no puede existir, al menos en la UE y la zona euro.
Ello no impide una campaña de exaltación nacionalista en Cataluña, financiada por los poderes públicos y sus medios de comunicación afines.  Los federalistas queremos que las cuestiones se decidan con procedimientos y maneras estrictamente democráticos. Pero una consulta etérea donde haya que votar sí o no a algo parecido a la “independencia” no es la única forma de decidir.
 También lo es un proceso deliberativo que acaba proponiendo a la ciudadanía una propuesta que pueda unir a una gran parte de la población (que tiene distintas sensibilidades respecto a la relación con España, con una gran mayoría que en distintos grados comparte catalanidad y españolidad), como por ejemplo una nueva constitución federal (que aclare competencias, cree una cámara territorial y reconozca el multilingüismo), de vocación regeneracionista y claramente orientada a la unión política europea. 
Mientras tanto el clima social en Cataluña se ha enrarecido: existe una fuerte presión social a favor del soberanismo, aunque no haya un proyecto claro de cómo llevarlo a cabo en el contexto europeo; una creciente intolerancia, con insultos y amenazas en las redes sociales o en las sedes de partidos no independentistas; y falta de neutralidad/pluralidad de los medios de comunicación. (...)

España es plural y Cataluña también es plural, y en este sentido la campaña soberanista se ha revelado muy eficaz para dividir a la izquierda catalana (entre partidos y dentro de sus partidos) entre partidarios y contrarios al soberanismo. Difícilmente conseguirán la independencia de Cataluña, pero ya están consiguiendo la división de la izquierda, porque probablemente de eso se trataba, por lo menos para muchos dirigentes de CiU. (...)"     (Francesc Trillas Jané, 25/09/2013)

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