"(...) En segundo lugar, qué nacionalidad ostentaríamos los ciudadanos que
vivimos y trabajamos en Cataluña, que hoy por hoy tenemos nacionalidad
española y a la par ciudadanía europea.
Y tercero, quién decidirá esa
cuestión fundamental de la nacionalidad en la futura república catalana.
Sin nacionalidad española y europea, ¿qué nos quedará, la ciudadanía
catalana o seremos apátridas hasta que algún Estado nos reconozca
internacionalmente?
Cuarto. Si en el futuro ente una de sus bases -según sus promotores-
será la libertad, la democracia y la igualdad de los futuros ciudadanos
catalanes, ¿cómo se podrá obligar a los ciudadanos que se siente
españoles y europeos a prescindir de su nacionalidad? O bien la futura
Cataluña da libertad a sus ciudadanos a elegir nacionalidad, o se
empieza mal. (...)
Quinto, si se pueden tener dos o tres nacionalidades, cómo quedarían
contemplados los andorranos, los mallorquines, los valencianos, qué
nacionalidad se les ofrecería. Sexto. Y si un español -europeo-, se
negara a ser nacional catalán, ¿se le expulsaría de Cataluña?
¿Qué
pasaría con los amigos hispanoamericanos que ya poseen doble
nacionalidad, la de su país y la española, y los catalanes que quieran
la nacionalidad española-europea y no la catalana?
Hay más variaciones que podemos desarrollar, pero de momento paremos aquí, pues con todo esto ya tenemos bastante embrollo. (...)" (Antonio Pavón, Crónica General, Martes, 24 de septiembre de 2013)
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