"La escritora Cristina Peri Rossi, en un artículo en
El Mundo,
considera que "hay eslóganes tan oportunistas que producen malestar
intelectual y hasta físico porque oscuramente se percibe una oscura
trampa".
"En teoría ¿qué ciudadano, qué persona no defenderá el derecho a
decidir? Es tan de perogrullo que hasta ahora a nadie se le había
ocurrido reivindicarlo, de ahí su éxito. Sin embargo, en cuanto
profundizamos, advertimos su trampa", indica."
"En primer lugar,
no existen los absolutos. Si bien en teoría todos estamos de acuerdo en
el derecho individual a decidir, está limitado por el pacto social,
político y por el sentido común. Puedo decidir si me visto de gris o de
rosado, siempre que tenga prendas de ambos colores; porque si estoy en
la mayor de las pobrezas y sólo tengo uno gris, no podré decidir",
compara.
Peri Rossi recuerda que "por el momento, la
Constitución española no reconoce el derecho a la escisión, y me temo
que ninguna constitución del mundo lo reconozca. El derecho a decidir
está circunscripto a muy pocos asuntos, como corresponde a cualquier
sociedad democrática y esos asuntos son de carácter general, no
particular".
"En cuanto a los sentimientos, no son
contradictorios ni excluyentes. Se puede amar a una o a varias personas,
objetos, cosas, ideas y sueños. Pero tienen una característica: son
individuales, aunque varias personas los experimenten. El sentimiento de
nacionalismo alemán llevó a Hitler al poder en elecciones no
fraudulentas. ¿O fue el sentimiento de odio hacia los judíos,
socialistas, gitanos y homosexuales, considerados culpables de la
terrible crisis económica?", concluye" (e-notícies, 20/09/2013)

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