" Una Cataluña independiente no sería una Suiza incrustada en el
Mediterráneo, tal y como en muchas ocasiones se insinúa en una
propaganda carente de fundamentos económicos. Uno tras otro, los
estudios de parte, siempre subvencionados de una forma u otra por la
Generalitat, infravaloran los costes de la secesión y bosquejan una
economía robusta, al margen de los males que aquejan a toda España.
Por
ejemplo, el Cercle Català de Negocis confeccionó los presupuestos de una
Cataluña independiente afirmando que el PIB crecería a partir de 2015
al 4 o el 5 por ciento, por encima incluso de las tasas de crecimiento
europeas. (...)
Pero al igual que le sucedió a Madrid con la burbuja de optimismo
olímpico, la realidad es otra. Cataluña, del mismo modo que el resto de
España, perdería muchísimo, y a continuación les exponemos cinco razones
por las que el sueño independentista se aleja bastante del estado de
las finanzas suizas.
Los gestores.
Los gobernantes de la autonomía
catalana presentan un historial de gestión o ‘track record’ bastante
pobre. Después de que un Govern compuesto por ERC disparase la deuda y
dejase a la Comunidad fuera de los mercados, ¿qué hace pensar que una
independencia espoleada por Esquerra estaría mejor gestionada?
En la actualidad, la Generalitat acumula más deuda que el resto de
comunidades, sufre para pagar a los proveedores y precisa la ayuda del
Fondo de Liquidez autonómico. Madrid, que aporta más recursos que
Cataluña a la solidaridad interregional, en cambio presenta mucha menos
deuda y cuentas más saneadas.
Y mientras que la mayor parte de las autonomías han cumplido con sus
compromisos de reducción del déficit, Cataluña es la que menos ha
recortado.(...)
Si estos gestores no han sido capaces de administrarse bien con los
recursos de los que disponían, ¿por qué van a hacerlo mejor cuando se
independicen? La trayectoria financiera no indica que Cataluña se vaya a
granjear enseguida la confianza de los mercados financieros y la
inversión.
La deuda privada y la banca.
Al igual que el resto
de España, Cataluña tiene un problema de sobreendeudamiento. Según los
datos proporcionados por Funcas, la Comunidad registró en 2011 una
diferencia entre créditos y depósitos de 131.000 millones de euros, el
más elevado de España. (...)
Por si esto fuera poco, la Caixa y el Sabadell cuentan con más depósitos
en el resto de España que en el Principado catalán. Si el nacionalismo
español se recrudece y provoca una fuga de depositantes, la banca
catalana perdería el control incluso con la ayuda del BCE. (...)
El apoyo exterior.
Los bancos de inversión ya se han
pronunciado sobre la independencia de Cataluña. El banco japonés Nomura
ha calificado el hecho de “económicamente inimaginable, especialmente
por el tamaño del sector bancario”. Y el estadounidense JPMorgan
advierte de la pérdida de empresas y de que una entidad fuera de España
se enfrentaría a “un entorno incierto de financiación”.
Por no hablar
del apoyo en la UE, ¿qué efectos tendría la emancipación catalana en una
Europa en proceso de construcción? ¿Y por qué los alemanes van a querer
aportar a la solidaridad europea si los catalanes no quieren? La sola
idea de una Europa aún más dividida y una España desmembrada y con una
economía aún más debilitada causaría pavor en Bruselas.
El comercio.
Pese a que Cataluña ya exporta más
fuera de España, la Comunidad importa más del extranjero y en realidad
sólo salva su balanza comercial por su superávit comercial con el resto
de España, por valor de 11.700 millones según los datos de 2011
elaborados por Ceprede.
En primer lugar, la economía catalana ha
funcionado como un centro intensivo en importaciones que luego ha
exportado al resto de España.
En segundo lugar, su tejido empresarial ha
sido más sensible a las presiones de la globalización.
Y tercero, el
comportamiento de las ventas al exterior ha flaqueado y éstas únicamente
han aumentado un exiguo 0,3 por ciento durante la primera mitad del
año.
El boicot comercial y la deslocalización en un entorno de
incertidumbre pesaría sobre la economía catalana, lo mismo que sucedió
en Quebec, donde en medio de la vorágine independentista numerosas
multinacionales y entidades financieras trasladaron su sede de Montreal a
Toronto. Y semejante proceso sólo remitió cuando se frenó la deriva
independentista.
El expolio, las pensiones y la realidad económica catalana.
La Generalitat esgrime unos estudios completamente adulterados para
asentar en el imaginario catalán la idea del expolio fiscal. (...)
diversos académicos establecen que Cataluña tendría un superávit
fiscal superior a los 4.000 millones una vez se reparte el déficit de
todas las Administraciones por regiones. Es decir, el futuro Estado
catalán soportaría mucho más déficit al cargar con su porción
correspondiente de los 70.000 millones anuales del agujero
presupuestario del Reino de España.
Y entre estos agujeros se encuentran las pensiones. Con los datos de
la Seguridad Social de 2011 desglosados por autonomías, Cataluña
presentó un déficit en las pensiones de 1.168 millones, frente al
superávit de Madrid del orden de los 3.052 millones. Esto es, Madrid
sufraga el agujero de las prestaciones catalanas.
Después de todo, la realidad económica catalana no dista mucho de la
española y la tasa de paro se sitúa sólo unas décimas por debajo de la
nacional. Por mucho que nos pese, todos, y no sólo una Cataluña
independiente, estamos más bien lejos de constituir algo que se acerque a
una Suiza del Mediterráneo." (Antonio Maqueda, Vox Pópuli, 12/09/2013)
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