"Antonio Robes, profesor y ex diputado autonómico, en un artículo publicado este domingo en Libertad Digital:
‘[...] Nunca la reivindicación de la libertad fue tan
falsificada. Ver [en el concierto del Camp Nou del sábado pasado] a
tanto rebelde de salón exquisitamente desarreglado, simulando sufrir opresión y clamando por la libertad, era grotesco.
En medio de un escenario alegórico bordeado de escaleras verticales que
se perdían en los sueños, fingían coraje para liberarse del dominio de
una España cuartelera, carcelera y expoliadora: “Boti, boti, boti, espanyol el que no boti”, ’Freedom Catalunya 2014′, ‘Catalunya is not Spain’, “In, inde, independencià!”. Una puesta en escena del mayor martirologio llevado a cabo hasta la fecha por el victimismo catalanista.
Estas son sus armas, sentirse oprimidos, cargarse de razón moral
mediante la reivindicación de instrumentos políticos como la libertad y
la democracia de la que viven. Han pasado 38 años desde que murió
Franco, pero siguen empeñados en mantenerlo vivo para
sentirse mártires de la historia y culpabilizar al resto de españoles de
su incapacidad para gobernarse a sí mismos y responsabilizarse de sus
actos.
Es grotesco que exijan libertad capas sociales que viven de ella.
Es grotesco que quienes nos gobiernan desde hace tres décadas y viven
del poder y el control de todos los presupuestos de la Generalidad nos
llamen colonos. Es grotesco que exijan derecho a decidir quienes niegan
desde hace 32 años ese mismo derecho a nuestros hijos en las escuelas.(...)
Por eso, cuando a mitad del concierto salió la sacerdotisa de Òmnium
Cultural, Muriel Casals, para orientar al rebaño, repartió consignas
para que el resto del mundo apreciase la bondad intrínseca de los
objetivos del independentismo.
Pura hipocresía: “Queremos construir unas
relaciones fraternales con las mujeres y los hombres de España y con
los ciudadanos del resto de Europa”. ¡Lástima que no empiece por respetar a los propios catalanes que no comparten sus ideas, y con los que convive cada día!
Y sigue cínica: “No queremos imponer nada”. Es una lástima, podría
empezar por no imponer el monolingüismo en nuestras escuelas, en
nuestras instituciones, en nuestro callejero, en los rótulos.
¡Qué
caradura!, la misma señora que solo hace unas semanas consideraba que en
una Cataluña independiente no abogaría por que el castellano fuera lengua oficial
nos viene con esa milonga para vender al resto del mundo y a los
incautos del cinturón industrial de Barcelona las buenas intenciones del
independentismo. Mucha piel de cordero para lograr la superioridad
moral que les permite el abuso posterior." (lavozdebarcelona.ocm, 02/07/3023)
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