"Aquellos que defienden el llamado derecho a decidir, y la
independencia como eventual consecuencia, argumentan que la tesis
secesionista tiene un plus de legitimidad por apoyarse en valores como
la libertad, la democracia o la justicia.
Legitimidad fuerte frente a
una legitimidad débil. Son muchas las ideas que podrían usarse para
rebatir esta posición. Baste decir que en una democracia se exigen
argumentos muy poderosos para convertir en extranjero a un conciudadano.
Parece cuestionable hacer elegir ciudadanía al catalán que vive en otra
comunidad española y a aquel que desea seguir viviendo en Cataluña,
pero no entiende de forma excluyente su condición identitaria,
especialmente cuando no se da, ni remotamente, ninguno de los motivos
que justifican en derecho internacional y filosofía política el
ejercicio de la secesión.
Y no se dan porque el presente nivel de autogobierno garantiza de
forma incuestionable el ejercicio de derechos individuales y de las
expresiones culturales del ser catalán. Más aún, todo lo que se aduce
como justificación de la apuesta independentista, identidad,
autogobierno, financiación, tiene solución en un marco jurídico y
político común.
Por todo ello, puede sostenerse que defender la
consecución de un marco compartido que de satisfacción a todos es más
acorde con los valores que sustentan la legitimidad en una sociedad
democrática que la posición contraria. (...)
Finalmente, parece ganar posiciones la idea de que apoyar la posibilidad
de la independencia de Cataluña o, al menos, ser equidistante respecto
de la misma, es sinónimo de progreso mientras que la tesis contraria
sería manifestación de un españolismo rancio.
Semejante consideración,
al menos, sorprende. En una visión conjunta del Estado, única posible
desde fuera de Cataluña, identidad y financiación, principales
argumentos del soberanismo, particularmente el segundo, pueden definirse
como regresivos.
Así, será necesario que se expliquen las consecuencias
financieras sobre otras comunidades autónomas de materializarse esa
independencia.
O el ejemplo que se proyecta sobre el proceso de
construcción europea, particularmente en el actual contexto de crisis.
Renunciar a esta dimensión de la solidaridad tiene consecuencias
inevitables sobre la idea y praxis de justicia." (JOSÉ TUDELA ARANDA, EL PAIS 26/03/13, en Fundación para la Libertad)
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